Las palabras son pocas cuando el momento de la confrontación llega. Un accidente, un coma, una herida sin sanar, no son más que ingredientes en el coctel letal en el que se ha convertido mi vida.
La muerte no es otra cosa que un recordatorio constan...
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FABIANA
05 de Diciembre del 2016
Veo por la ventana a todos aquellos pequeños niños jugando. Sonrío porque probablemente desde mañana yo podría ser una de las guías de esas pequeñas criaturas y eso me llena de nerviosismo y emoción. Nunca había planeado este camino para mí, pero me alegra que esta opción se me presentara, así que voy a darla toda hoy y a obtener este empleo cueste lo que cueste.
- Perdón por la demora, señorita Fabiana – dice la directora entrando a la oficina.
- No se preocupe, tengo tiempo – le sonrío con amabilidad. Es la verdad, no tengo nada que hacer y la verdad en esto está toda mi esperanza, por ahora.
- Comencemos con las preguntas – asiento y ella saca una libreta en donde comienza a escribir - ¿Le gustan los niños?
Medito, nunca me había planteado eso. La verdad es que no he tenido mucho contacto con niños en mi etapa adulta, pero, como quiero dar una buena impresión, explotaré a conveniencia mis pocas experiencias a su alrededor.
- Me agrada mucho estar con los niños. Sus mentes son algo puro e inocente, lo cual me hace sentir que no todo en este mundo está perdido – le confieso -. A lo largo de mi vida he experimentado vivencias que me han hecho perder la fe en la humanidad, pero cuando veo el crecimiento de un niño y todo el potencial que hay en él, me da esperanzas.
Ella anota y yo me siento satisfecha con mi respuesta. No respondo directamente, porque si lo hiciera me daría miedo causar malentendidos y que me crean alguna especie de pedófila o algo, pero, a pesar de todo, creo que acerté en lo que dije.
- ¿Cuáles son tus metas en la vida? – demonios, preguntas complejas. ¿Cómo le explico que en realidad pensaba que ya estaría muerta para este momento y que no tengo una larga expectativa de vida?
Me demoro más de lo concedido para responder, así que ella insiste. Pero, no sé, yo simplemente no esperaba llegar a estar viva a esta edad.
- Mi meta en la vida es dejar una marca positiva – suspiro y le sonrío -, y no hay una mejor manera para hacerlo que siendo maestra. Dejar todo lo que sé y lo que creo en sus mentes, así sea para que se cuestionen algo, sería lo mejor que podría dejar atrás una vez ya no esté.
Procede a hacerme más preguntas de rigor y todas las contesto sintiéndome cada vez más en confianza. A medida que pasa el tiempo me siento más segura de que obtendré el trabajo y eso me hace sentir bastante emocionada, no sólo por el tema del dinero, sino porque en serio parece que me gustaría ser profesora.
- Bueno, señorita López – ella se levanta y me ofrece su mano -. Bienvenida a la primaria "Caritas lindas". La espero mañana a las siete de la mañana en punto,
Me levanto de un brinco y tomo su mano con efusividad. Ella ríe por mi reacción y yo río con ella pero por la emoción. ¡Ya tengo trabajo!
