35. Locked out of Heaven

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FABIANA

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FABIANA

20 de febrero del 2018

Salir de esa casa ha sido lo más difícil que he hecho en días, y eso es demasiado considerando que estoy dejando las drogas y el alcohol. Siento mis manos frías y sudorosas, y las ansías por consumir vuelven tan fuerte que necesito parar un momento para calmarme. Nicolás se introdujo a mi sistema a través de un solo beso, y yo necesito desintoxicarme de él.

Tengo que llamar a Sebastián, pero debido a mi estado, cuando saco el celular de mi bolsillo, se me resbala y cae en el césped. Me agacho a recogerlo y cuando levanto la mirada veo a la mamá de Nicolás viéndome fijamente, mientras come una manzana.

- La vida puede parecer injusta, pero siempre mejora – le da una gran mordida a la manzana, haciendo que el jugo de la fruta se escurra desde su boca hasta su mentón y luego manche el vestido blanco suelto que está usando – a veces no mejora – parece que ya no habla conmigo, sino que trata de convencerse de algo a sí misma – en ese caso es mejor morir ¿No crees?

Sus ojos color miel me miran fijamente, casi taladrando mi ser. Me hace sentir realmente incómoda, porque no sé qué decir o hacer, se supone ella debería estar en cama, y no aquí dándome algún discurso extraño que en su cabeza sí debe tener algún sentido. Esta mujer no puede estar sola y sin supervisión, y me da miedo hacer algo que la empeore o que la haga actuar de manera violenta.

- ¿Necesita que la ayude a volver a su casa? – pregunto, con la esperanza de que sólo me diga que sí y se deje llevar por las buenas a su recamara.

- No, quiero estar aquí un rato – se sienta en los escalones de su pórtico y sigue comiendo la manzana. Se ve muy estable, pero no puedo confiar -. Es extraño ver cómo de un momento a otro crecieron tanto mis hijos. Ya no son niños y me perdí toda su vida. Me lo he perdido todo por estar enjaulada en esa niebla que se forma en mi cabeza. Al principio pensé que sólo era tristeza, pero me dejé atrapar tanto por ella, que, cuando quise despejarla, ya no fue posible. Me nubló por completo.

Parece querer llorar y yo no sé en dónde meterme. Tomo mi celular y busco el número de Nicolás en mis contactos. Debería entrar a su casa y traerlo, pero temo pasar al lado de la mujer. Sé que puede ponerse inestable y violenta. Nicolás me ha contado cómo son sus crisis, y no quiero que me lastime, ni tampoco deseo lastimarla.

Se levanta y comienza a caminar hacia la puerta de su casa antes de que pueda darle al botón de llamar. Espero a que entre para poder irme en paz.

- Muy pronto nos veremos del otro lado, hija – me mira de medio lado -. Te estaré esperando allá. Tienes la misma mirada que tenía yo, cuando aún tenía esperanza – finalmente entra y cierra la puerta detrás de ella.

Eso fue raro, pero trato de no pensar mucho en el tema, porque me da escalofríos hacia dónde va mi mente con esas palabras.

Marco de nuevo un número en mi celular y me siento a esperar a que aparezca, porque no quiero alejarme, pero sé que al verlo seré capaz de hacerlo.

ADICTION  (#1 Adictos) ✔️Where stories live. Discover now