Las palabras son pocas cuando el momento de la confrontación llega. Un accidente, un coma, una herida sin sanar, no son más que ingredientes en el coctel letal en el que se ha convertido mi vida.
La muerte no es otra cosa que un recordatorio constan...
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FABIANA
01 de enero del 2017
Bailamos tanto que terminamos sentándonos exhaustos en un sillón en la esquina en donde están nuestros amigos. Los chicos de "Limerencia" habían recibido entradas VIP en el mejor bar de la zona rosa de la ciudad, por una presentación exitosa que habían dado allí el viernes, además que era su regalo de despedida, ya que se iban de la ciudad mañana, así que nos invitaron a estar con ellos hoy. Esa era la sorpresa de Sebastián y debo admitir que me ha encantado: nada mejor que una fiesta en una zona VIP con una banda de chicos guapos y talentosos y el hombre que te gusta.
- No pensé que este idiota fuese a venir – dice Málik envolviendo los hombros de Sebastián con su brazo -. Pero me alegra que haya venido y haya traído a la bella chica de ojos azules – me guiña un ojo y sonrío.
- ¿En serio se tienen que ir mañana? – ya me siento un poco mareada, así que me encuentro muy risueña y mucho más confiada. Hago un puchero y ellos ríen.
- Sí, preciosa – dice Vlad, el chico de cabello plateado que toca la guitarra. Siempre se ve muy confiado y es incluso más coqueto que Málik -. Debemos volver a nuestra ciudad. Dejaremos un montón de corazones rotos aquí, pero prometemos volver a repararlos.
- ¡Oye! – Málik grita, haciéndonos exaltar a todos -. Eso suena genial para alguna canción, voy a anotarlo – saca una pequeña libreta del bolsillo interno de su chaqueta y un bolígrafo muy mordisqueado y comienza a escribir muy rápido en ella.
- Siempre tienes que estar gritando como un loco – dice Evan rodando los ojos. Ese rubio siempre parece como si todo le molestara, aunque cuando está con una chica parece que toda su repulsión por el mundo se fuera a otro lado -. Voy a salir a fumar un poco, la abstinencia me está matando.
- Te acompaño – digo levantándome. Siento aún más el mareo estando de pie, pero una vez que caminamos es más fácil sobrellevarlo. Una vez salimos y encendemos nuestros cigarros intento hacerle conversación. Una de las cosas horribles de mí misma cuando estoy ebria es que no me puedo quedar callada -. No pensé que fumaras; siempre creí que los artistas se cuidaban mucho.
- Eso es con los cantantes, aunque hay muchos que no respetan eso – se encoje de hombros -. Yo no tengo una voz hermosa la cual cuidar, así que me vale mierda fumar.
- ¿Y no te importa tu salud? – cuestiono. Aunque a mí tampoco me importa una mierda, pero tal vez en él haya algo de importancia por sí mismo.
- Me cuido lo suficiente en otros aspectos como para permitirme este pequeño vicio. Este vicio tan idiota, pero lo mantengo pequeño, al fin y al cabo – sigue calando su cigarrillo en silencio. Pasan unos cinco minutos y él no dice nada, simplemente nos mantenemos fumando en silencio.
- Eres muy callado ¿No? – insisto. Debo ser un fastidio para él en este momento, pero el alcohol hace que no me interese en lo más mínimo.
- Si no hay nada qué decir prefiero quedarme callado y no hablar por hablar.
