Las palabras son pocas cuando el momento de la confrontación llega. Un accidente, un coma, una herida sin sanar, no son más que ingredientes en el coctel letal en el que se ha convertido mi vida.
La muerte no es otra cosa que un recordatorio constan...
Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.
NICOLÁS
19 de Septiembre del 2017
Siempre me he considerado una persona calmada y paciente. Soy de los que prefiere mantener la calma en situaciones en las que la gente normal suele casi colapsar, es por ello que considero que tengo potencial en la carrera que estoy estudiando. La medicina es para la gente que razona cuando la adrenalina está a tope, no para los que entran en pánico. Pero, por alguna razón, la situación ahora me supera.
- ¿Por qué mierdas esto no queda bien? - casi grito y tengo el impulso de lanzar las luces navideñas que tengo en las manos por el balcón, pero me contengo porque las necesito para que todo salga perfecto. Vi esto en Pinterest, y mi yo romántico quería hacer algo muy especial, sin tener en cuenta a mi yo falto de talento en cualquier cosa fuera de lo académico.
- Porque no le estás poniendo suficiente cinta - Mafe me quita las luces de las manos y comienza ella a acomodarlas sobre la pequeña tienda de acampar improvisada que hicimos hace poco en el balcón. Tengo fe de que no vaya a llover esta noche. El balcón tiene techo, pero eso no impedirá que el agua se filtre si llega a llover fuerte y de manera prolongada.
- Gracias - le pedí que me ayudara porque en estas cosas soy un fracaso y ella, como siempre, salva mi trasero de caer en la desgracia. Ella no es la única que está aquí, pero al parecer si es la única con ánimos de ayudar, porque mis dos amigos, en lugar de venir a servir para algo, están tumbados en mi cama, jugando no sé qué en sus celulares.
- ¡Eres un manco de mierda! - le grita Santiago a Felipe, lo que hace reír al segundo, dándole un golpe, que más que amistoso se ve fuerte, en su pierna -. ¡Y tras de manco, violento!
- Yo no soy manco. Tú eres un vago que se la pasa todo el tiempo jugando a esto. Ni siquiera pareces estudiante de medicina, tienes mucho tiempo para jugar - le refuta el otro, mirándolo con el ceño fruncido. Santiago rueda los ojos y prefiere ignorarlo, levantándose de la cama.
- Dame eso - termina quitándole la cinta a Mafe y poniendo él las luces. Al parecer hay que sacarle el mal genio para que sirva de algo. Mi mejor amiga y yo intercambiamos miradas y nos reímos un poco, antes de ser nosotros los que ocupemos la cama.
- Sólo trata de no dañar nada hasta que llegue Fabiana, lo estás haciendo mal - ella rueda los ojos y Santiago hace las cosas a su manera, ignorándonos a todos.
- Si no vas a ayudar, tampoco critiques - dice él, digno, como si no hubiese estado sin hacer nada las más de dos horas que hemos estado aquí haciendo esto.
- Perdón, señor útil - Mafe vuelve a rodar los ojos, pero esta vez sí se levanta y le quita las luces a Santiago, acomodándolas de una manera en la que se ven mucho más decentes -. Si no sabes, no te metas - se sacan la lengua el uno al otro como un par de niños chiquitos, haciéndome reír.
