Capítulo 46

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¡Atención!: Este capítulo contiene escenas sexuales. Si no te gusta leer este tipo de capítulos, sería mejor que lo pasaras. Gracias

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No sabía exactamente cuánto tiempo había pasado. Estábamos en uno de los salones del hotel, mis padres estaban enfrascados en una conversación con el manager de Michael que poco o nada me importaba. Michael estaba en frente mío, pero cada vez que dirigía mi vista hacia él tenía la vista gacha, perdido en sus pensamientos.

Y yo estaba sentada, derrumbándome con cada segundo que pasaba. Estaba gritando internamente y nadie podía escucharme.

Volví a elevar mi vista hacia Michael, y esta vez nuestras miradas se encontraron y mi corazón dio un vuelco. Sentí cosquillas en el estómago, y la pequeña sonrisa que tenía en el rostro era mi luz en esta oscuridad.

Me hizo un gesto que capté al instante, y tal vez estaba un poco demasiado desesperada pero me paré de golpe y me excusé con ellos, dirigiéndome al sanitario. Nadie me prestó atención, ya que mis padres tenían papeles en sus manos y estaban debatiendo.

Cuando estuve unos metros alejada, giré hacia atrás para encontrarme con Michael siguiéndome. Me guió hasta los sanitarios y me detuve en la puerta.

-Espera- exclamé –Tú no puedes entrar aquí- porque era la parte de las damas

-¿Y desde cuándo hago lo correcto estando contigo?- me sonrió. Casi caí muerta ante sus palabras y esa hermosa sonrisa.

Me sujetó delicadamente del codo y me adentró al sanitario, observando antes que nadie se diera cuenta.

Cuando estuvimos dentro, iba a hablar pero él rápidamente me tomó del rostro con las dos manos y unió nuestros labios. Todo sucedió tan rápido, porque casi al instante rodeé su cuello con mis brazos firmemente y él me elevó, haciendo que enrollara mis piernas en su cintura. Me apretó más contra él y solté un pequeño gemido, haciéndolo gruñir, cosa que me sentir en el paraíso.

Podía sentir su necesidad y yo estaba igual. Me pegó contra una delas paredes y bajó sus besos por mi clavícula y luego a mi cuello, depositando pequeños besos cálidos y dejando marcas. Me estaba volviendo loca en la mejor manera existente. Llevé mis manos a su cabello y lo sujeté en puños, Michael gimió y me pegué más contra él, haciendo que este gimiera más fuerte.

Estábamos demasiado perdidos en cada uno que cuando la puerta de una de las cabinas se abrió, casi nos da un ataque al corazón.

Rápidamente me bajé de encima de él y me acomodé el uniforme. Michael apretó sus labios con una de sus manos.

Una señora de unos cincuenta y tanto apareció, mirándonos divertida y negando levemente. Se lavó las manos y rápidamente salió, volviendo a dejarnos solos.    

-Michael, esto…- me cortó, cerrando el espacio entre nosotros. Sujetándome firmemente por la cintura y pegando nuestras frentes. Cerré mis ojos instintivamente.

-___, todo esto es una mierda- agregó. Asentí, tragando saliva pesadamente –Pero ahora, lo que más deseo es tenerte. Por favor, podemos hablarlo luego- casi suplicó, nunca podría decirle que no a esto. Rápidamente lo tomé por el cuello, uniendo nuestros labios.

Me guió hacia unas cabinas y logré abrir la puerta. Nos adentramos y la aseguramos. Michael tomó asiento en el retrete, haciendo que me siente en su regazo. Pude sentir su erección casi al instante en que nuestras intimidades se juntaron. Rápidamente llevé mis manos al cinturón de sus pantalones y los desabroché, sin dejar de besar sus labios. Nos separábamos minutos después para que él pudiera bajárselos.

Volvió a colocarme encima de él y comenzó nuevamente a besar mi cuello, depositando besos en uno de mis hombros, mientras desabrochaba mi camisa. Llevó sus manos por debajo, acariciando mi estómago.

-No sabes lo malditamente caliente que te ves en este uniforme- agregó agitado. Mientras llevaba sus manos por debajo de mi falda y acariciaba mi trasero. Comencé a besar su cuello, mientras él gemía cada vez más alto. Sus gemidos eran mejor que todas mis canciones favoritas juntas.

Lentamente comenzó a bajar mis bragas, mientras nuestras miradas se conectaban intensamente. Me mordí el labio inferior fuertemente, tratando de no llegar a un orgasmo con sólo el roce de sus dedos.

Me elevó un poco, colocándose en mi entrada.

La realidad me golpeó

-¡Condón!- exclamé, sujetándolo por los hombros

-Mierda- maldijo, echando el cuello hacia atrás.

Michael's groupie? | mgcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora