Capítulo 23

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-Oficialmente estoy desesperada- admití, entrelazando mi brazo con la de Yess, dirigiéndonos al estacionamiento –No he sabido nada de Michael hace como una semana y estoy desesperada. Siento como que soy una maldita adicta y el es mi puta droga- finalicé, apoyando mi cabeza en el hombro de mi mejor amiga -¿Qué pasa si él piensa que ya no quiero saber nada de él y luego cuando lo trato de contactar él ya se ha conseguido otra?- paré de golpe, Yess me miró preocupada –Estoy a punto de echarme a llorar, Yess- finalicé. Ella me miró triste y me estrechó entre sus brazos

–Vamos, tranquila. Según lo que me has contado, lo que tienen es especial. Además, yo misma he visto como él te miraba y sonreía- sonreí levemente

–Siento miedo, estoy paranoica, eso es todo- dije separándome de ella y frotando mi cara con las manos –Soy una maldita por no haberme memorizado su número de celular, y twitter no es una maldita opción, el pobre chico tendrá miles de dms y tweets y ugh odio todo- solté de corrido, desesperada con mi situación. Ella trató de reanimarme un poco más y volvimos a echarnos a caminar, en dirección a su auto. Cuando llegamos, sentí una mirada clavada en mí. Lentamente me giré observando el lugar, sorprendida, pude divisar a Katherine con una mirada de… ¿odio? hacia mí, elevé mi mano saludándole y ella sólo sonrió levemente, su mirada era fría y su sonrisa era más bien malévola. Brad venía tras de ella y al alcanzarla la tomó de la cintura y la besó desesperadamente, apoyándola por el capó de su auto, rápidamente aparté mi vista y subí al auto de Yess, quien había observado todo, me miró preocupada y yo me encogí de hombros.

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Al abrir la puerta de mi casa, escuché unos gritos provenir de arriba. Asustada corrí escaleras arriba, llegando a la habitación de mis padres. Mi mamá estaba llorando, con su rostro entre sus manos, y mi padre estaba arrodillado enfrente, tratando de consolarla.

Ellos no era de discutir, al contrario, siempre quise un matrimonio como el de ellos, quienes siempre estaban felices y se veían tan enamorados, a pesar de no pasar el tiempo suficiente juntos por más que quisieran. Lo que más me extrañó fue encontrarlos en casa a esta hora. Abrí un poco más la puerta y asomé mi rostro

-¿Está todo bien?- pregunté. Mi madre alzó su mirada hacía mí, se levantó bruscamente y se limpió las lagrimas con los dedos, casi corriendo se acercó a mí, y me estrecho fuertemente en sus brazos, confundida le devolví el abrazo. Nos separábamos y una débil sonrisa se formo en su rostro

-Todo está en orden, no te preocupes- exclamó, depositando un pequeño beso en mi frente.

Mi padre se acercó a nosotras, y depositó una de sus manos en el hombro de mi madre, quien al sentir su tacto cerró los ojos fuertemente y suspiró. Al abrir sus ojos nuevamente, sonrió ampliamente. Pero a mí no me engañaba, podía ver dolor detrás de sus ojos azules.

Dirigí mi vista a mi padre, quien tenía una sonrisa torcida

-¿Seguro de que todo está bien?- pregunté nuevamente

-Sí cariño, tranquila. De hecho, debo volver al juzgado- dijo mi madre apartándose, y casi corriendo llegando a la cama en donde estaba su bolso, lo tomó y depositó un beso en mi mejilla

–Nos vemos en la noche, cuídate mucho- dijo finalmente y salió.

Miré a mi padre con una mirada confundida, él se encogió de hombros y me sonrió, pero también podía ver que la sonrisa no le llegaba a sus ojos. Me tomó en sus brazos y me dio un largo abrazo, suspiró y agregó

 –También debo volver a trabajar- asentí y salí de la habitación, dirigiéndome a mi habitación.

Mi padre salió corriendo escaleras abajo, con unos papeles en sus manos y su maletín entre sus brazos, al llegar a la puerta escuché que me llamaba. Me asomé

-Y por cierto, ya no estas castigada- me sonrió nuevamente, tratando de darme seguridad

Le sonreí ampliamente y le tiré un beso en el aire, segundos después de marchó.

No entendía mucho lo que acababa de pasar, mi madre no era una mujer que lloraba con frecuencia. De hecho era una mujer que irradiaba confianza en sí misma, y mucho poder femenino.

Y mi padre era un hombre alegre, que siempre estaba dispuesto a ayudar.

Pero ellos no actuaban de esa manera hace unos minutos atrás, y temía saber las razones.

Michael's groupie? | mgcWhere stories live. Discover now