Capítulo 53

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Este capítulo conteniende contenido sexual. Si no te gusta leer esta clase de cosas, te recomendaría que no lo leyeras. Gracias

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Cuando mis labios tocaron los suyos, sentí al instante que quería mucho más… la había necesitado mucho.

-Michael, Michael, Michael- comenzó a susurrar, mientras me abrazaba fuertemente. Sonreí, depositando un beso en su cabeza.

-Hola- agregué, sujetándola por el mentón, conectando nuestras miradas.

Tenía la nariz un poco roja por el frío de la noche, mientras su labio temblaba un poco. Ella sólo estaba en pijama.

Rápidamente me quité la campera que llevaba y se la puse por encima de los hombros, ella me sonrió, tomando mi mano y adentrándome a la casa.

Me despedí de Jack y tomé mis maletas. El cálido ambiente del lugar me hizo sentir en casa.

-Amo que hagas estas cosas- susurró, poniendo sus brazos en mi cuello, mientras observaba mis labios.

La apreté contra mí, sujetándola por la cintura.

-Amo hacer esto. Verte reaccionar es divertido- exclamé sonriéndole. Ella rodó los ojos

-Oh, así que sigues haciéndolo- bromeé, poniendo una de mis manos en su mejilla. Ella se sonrojó levemente

-¿Así que sigue en pie lo de las nalgadas?- preguntó, mordiéndose el labio inferior, mientras se ponía de puntitas acercándose más a mí.

Mis ojos se oscurecieron y mi piel se erizó, joder, la necesitaba tanto.

Ella dio el primer paso, juntando nuestros labios. El beso se fue intensificando con el correr de los segundos.

La tomé del trasero, haciendo que enrollara sus piernas en mi cadera. Gruñí cuando rozó mi parte sensible, sensible a su contacto.

La apoyé por la puerta principal, mientras comencé a bajar mis besos por su cuello. Ella respiraba con dificultad, haciendo que su pecho subiera y bajara.

 Nos separamos, buscando aire. Ella tenía los labios rojos y los cabellos alborotados, mencionando las marcas rojas que le había dejado en la delicada piel de su cuello segundos antes.

Me sonrió, tomando mi cabello en puños.

-No estamos solos- susurró

-Nunca lo estamos- bromeé, encogiéndome de hombros

-Deberíamos ir a mi habitación- sugirió, desenrollando sus piernas y poniéndose de pie, mientras me sonreía ampliamente. Tomó uno de mis bolsos y comenzó a dirigirse a su habitación.

Tomé las demás maletas y la seguí, acercándome a ella le susurré al oído.

-Te follaré como para unos tres meses, ya sabes- ella soltó una carcajada y rápidamente se tapó la boca, tratando de no hacer demasiado ruido. Negó divertida y se adentró a una de las habitaciones, esperando a que yo terminara de meter todas mis cosas, cerró la puerta y la llaveó.

Su nueva habitación me agradaba. Las paredes eran totalmente blancas, y tenía un mediano ventanal con cortinas claras. Había cajas de mudanza por todo el suelo y casi no había cosas aún.

-Lo siento, todo esto es un lío- agregó, pasando una de sus manos por su cabello y caminando hasta un pequeño sofá rosa, donde depositó mi bolso. La seguí, imitando su acción.

-¿Quieres que te ayude a desempacar?- pregunté, acercándola a mí con mis manos en su cintura.

Ella lucía tan malditamente feliz… y yo era la razón.

-No por ahora- agregó, llevando sus dos manos a mi cara y acariciando suavemente mis mejillas –Ahora necesito que me folles como para tres meses- rió imitando mi voz y sacándose mi chaqueta, inclinando su cabeza.

Sin decir nada más, la besé. La besé como si no la hubiera besado hace minutos antes. Como si no la hubiera visto en años, porque de esa forma se sentía.

Comenzó a guiarme hasta su cama, y me empujó cayendo así yo en ella, sentándome. Se subió encima, con cada rodilla a cada costado, frotando su trasero contra mí. Lancé un gemido, que ella rápidamente ahogó besándome fuertemente.

Se sentía como si fuera la primera vez. Estaba malditamente emocionado y no podría aguantar mucho.

Pasé mis manos por debajo de su estómago, y comencé a subir la tela fina de su pijama. Para mi sorpresa y agrado, ella no llevaba nada abajo.

Mientras nos seguíamos besando, tomé sus dos pechos entre mis manos, haciéndola gemir en mi boca.

Ella llevó sus labios a mi cuello, succionando y asegurándose de dejar marcas. No me importó, porque ella podría hacerme cualquier cosa y yo estaba dispuesto a enfrentar cualquier mierda.

Me quité la remera, y ella me acostó en la cama, bajando sus besos por mi pecho y estómago, deteniéndose en mis pantalones, conectando nuestras miradas. Lenta y torturosamente desabrochó mi cinturón, y bajó mis pantalones hasta las rodillas, incluido mis bóxers.

Me tomó de las manos y nuevamente me senté, tomando su trasero en mis manos y apretándolos. Le bajé sus shorts y bragas, desasiéndome de ellos completamente.

___ volvió a sentarse en mi regazo, posicionando mi polla en su entrada mordiéndose el labio. Elevé un poco mi pelvis y entonces la penetré, y se sintió tan malditamente bien.

Ella me tomó por los hombros mientras que yo la sujetaba por la cintura, apegándola a mí mientras la penetraba fuerte.

Comenzó a llevar el control, subiendo y bajando rápidamente, haciéndome estallar con cada embestida.

Y sus gemidos y los míos inundaron toda la habitación.

-___-  susurré casi sin aliento –M-as lento bebé- gemí –No creo poder aguantar mucho- tiré mi cabeza hacia atrás, mientras ella comenzaba a besar mi cuello, disminuyendo sus movimientos y sonriendo.

Segundos después, nos vinimos juntos.

Estaba totalmente agotado y sudado, mientras que ella tenía una gran sonrisa en su rostro.

Salió de encima y se acostó a un lado de la cama, yo imité su acción.

Quedamos acostados frente a frente, mientras nos observábamos.

-Wow- habló con voz ronca y casi me vengo de nuevo con sólo escucharla. Cerró sus ojos y se acercó a mí, apoyando su rostro en mi pecho, la abracé fuertemente, envolviéndola con mi cuerpo desnudo.

-¿Te sientes bien?- pregunté, ella asintió levemente.

Después de unos minutos en silencio, nos acomodamos mejor en su cama, tapándonos con sábanas y disponiéndonos a dormir.

-¿Qué pasa si alguien nos ha escuchado?- pregunté

-No lo sé, no me importa- susurró sonriendo, apoyando su mentón en mi pecho, mirándome.

-Te quiero Michael- exclamó, depositando un pequeño beso en mi piel

-Te quiero ___- respondí, apretándola más contra mí.

Y entonces me pregunté, si todo lo que habíamos vivido eran de esos momentos que la gente recordaba en sus días más oscuros y sonreían.

Michael's groupie? | mgcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora