Capítulo 37

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-¡Vaaaaaaamos!- rogaba Yessa, jalando de mi brazo, tratando de quitarme de la cama. La cual había sido mi fiel compañía en estos últimos días en donde me la pasaba llorando.

Mi madre se sentía mejor, pero aún podía escucharla llorar todas las noches. Ahora ella se encontraba en Georgia, en la casa de mis abuelos, quería tomar tiempo a solas para pensar y alejarse un rato de todo. Mi padre había llamado un par de veces para saber cómo me encontraba y preguntar por mi madre, pero no lo he vuelto a ver desde esa vez que se marchó.

Creo que estaba en el peor momento de mi vida, mis padres no volverían a estar juntos y había perdido a Michael. Quien, no me ha llamado y no he sabido nada de él desde nuestra gran discusión.

Miriam, como segunda madre, ha estado bastante preocupada. Obviamente le había mentido asegurándole que me encontraba bien, cuando lo único que quería hacer era llorar y gritar.

-¡Vamos ___! ¡Salir te hará bien!- chillaba Yessa, mirándome preocupada.

Me limpié las lágrimas del rostro y me senté nuevamente en la cama, cruzándome de piernas

-Está bien, pero me traerás de vuelta cuando quiera volver- susurré, ella asintió sonriendo.

Después de haberme dado una ducha y haberme arreglado un poco, salimos de mi casa prometiendo a Miriam no llegar tan tarde. Pero al salir a la carretera, el tráfico era demasiado extenso y estábamos aún un poco lejos del lugar en donde sería la fiesta.

-Oh mierda- se quejó Yessa, golpeando el volante. Despegué mi mirada de la ventanilla para observarla, una pequeña risita se me escapó

-Calma- le susurré tranquila

-Es que hay un tráfico de muerte- volvió a quejarse, abriendo la ventanilla de su lado y sacando la cabeza, bocinando impaciente –No quiero llegar tan tarde- finalizó, acomodándose en el asiento y lanzando un fuerte suspiro.

Vimos un grupo de chicas que venían llorando, pasando al lado de nuestro auto murmurando cosas. Yessa y yo nos miramos extrañadas. Más chicas iban pasando en medio de los autos, algunas gritando, otras llorando, otras corriendo. Una de ellas estaba hablando por celular y quedó en frente de mi ventanilla

-¡Michael me abrazó! Sí, ellos están aquí- chilló, agitando sus manos. Mi corazón se detuvo y me quedé congelada en el asiento

-El tráfico se volvió muy extenso, las fans prácticamente cerraron la carretera. Ellos tuvieron que bajar de la camioneta, la policía no tarda en llegar- soltó de corrido.

Sentí un impulso apoderarse de mí, desabroché mi cinturón de seguridad y rápidamente abrí la puerta. La chica me miró extrañada, rápidamente comencé a caminar hacia delante, escuché la voz de Yessa que me llamaba pero ahora no quería saber nada, sólo verlo a él.

Aceleré mi paso, abrazándome a mí misma por la fría brisa que había. Ya era de noche y el cielo estaba oscuro, una fila interminable de alumbrados con luces amarillas iluminaban el lugar y otra fila interminable de autos que bocinaban impacientes. Esquivaba los autos rápidamente, hasta que vi el grupo de chicas que rodeaban una camioneta negra. Me detuve en seco a escasos metros porque ahí estaba él, tomándose fotos con algunas chicas y como si estuviéramos conectados él elevó su mirada y se encontró con la mía. Su sonrisa desapareció y su expresión fue neutra, yo sólo quería llorar, fue una mala idea volver a buscarlo porque aún podía sentir un leve dolor en el pecho.

Cuando por fin pude reaccionar no lo pensé dos veces y me giré rápidamente para volver al auto, aceleré mi paso corriendo desesperada, quería refugiarme en algún lugar lejos de él porque sabía que terminaría llorando más.

Cuando llegué al auto, me giré mirando atrás pensando que él estaría siguiéndome, pero él no estaba ahí, no me siguió, yo actué como una completa estúpida, esto no es un cuento de hadas con un final feliz y él no es el chico del cual tantos fanfics había leído, él no vendría a disculparse y me besaría, porque eso no pasaba en la vida real. 

Michael's groupie? | mgcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora