Capítulo 30

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-Yo… Miriam, simplemente no lo entiendo del todo- suspiré frustrada, girando lentamente con mis dedos la taza de chocolate caliente que tenía en frente, acomodándome en una de las sillas del comedor.

-Tus padres estaban trabajando en un caso juntos- agregó Miriam, tomando asiento frente a mí –Llevaban este caso hace más de un año y medio- calló y suspiró pesadamente –Se trataba de un divorcio muy complicado. Tu madre encontró a tu padre con esta señora en su oficina… en situaciones “comprometedoras”- dijo, haciendo comillas con sus dedos –Está afectada por haber visto a tu padre hacerle eso, pero está más afectada aún por no saber desde cuándo estaba pasando- bajó su mirada a su taza de café.

¿Y yo? Yo sólo quería llorar, he crecido en medio de un matrimonio prácticamente perfecto. Podía observarse el amor que se tenían desde el primer momento que los ves juntos, no podía imaginar a mi padre haciendo tal cosa. Pero luego pensaba en mí madre, en el dolor que estará sintiendo por esta situación, en el dolor que le causó darse cuenta de su infidelidad. De que tantos años de matrimonio se fueron al carajo de un segundo a otro, de que tal vez todo haya sido una mentira, ¿volvería todo a ser como antes? ¿Se divorciarían? Oh dios mío, estaba alterada. Necesitaba salir, tomar un poco de aire fresco…      

Me levanté vacilante de la silla y me dirigí a mi habitación, tomé un abrigo largo que me llegaba hasta las rodillas para poder taparme la mayoría del pijama. El día estaba fresco y gris, así como el ambiente en nuestra casa, esta casa al que alguna vez llamamos hogar de una familia feliz. Una lágrima se me escapó de los ojos, todo sería distinto ahora.

Salí de la casa, y tomé un gran respiro. La fría brisa chocó con mi rostro, me abracé más a mí misma y me dirigí al parque. Allí podría tomar aire fresco y aclarar mis ideas.

Cuando llegué, me dirigí a un lugar apartado. Sin pensarlo dos veces me tiré en el césped, extendiendo mis brazos y piernas, quedando en posición de estrella, mirando al cielo gris. Una gota de lluvia cayó en mi rostro, cerré mis ojos.

Después de varios minutos de pensarlo, me decidí.

Corrí a la calle y tomé un taxi, le di la dirección del lujoso hotel. Al estar en frente de las grandes puertas de vidrio, tomé otro gran respiro y me adentré. Algunas miradas curiosas se posaron el mí, el atuendo que llevaba no era el más apropiado. Mi pantalón pijama rosa viejo sobresalía, delatándome. Mi cabello golpeaba mi rostro por la brisa fuerte de afuera. Me dirigí a la recepción, pidiendo su número de habitación. La mujer vacilante increíblemente me lo entregó, sin esperar nada más salí corriendo hacia los ascensores.

Llegué al piso de su habitación, casi corriendo iba pasando las puertas hasta encontrarme con la suya. Me acomodé un mechón de cabello detrás de la oreja y le di dos toques temblorosos a la puerta. Segundos después se abrió, dejándome ver a un Michael adormilado sólo en bóxers, frotándose los ojos soñolientos.

Nuestras miradas se encontraron, el abrió sus ojos como grandes platos. Yo sabía que en cualquier momento me pondría a llorar

-¿___?- preguntó confundido

-Hola- susurré débil.

Él estaba inmóvil, sorprendido. No lo aguanté más y enrollé mis brazos en su cuello, dudoso me respondió el abrazo, rodeando mi cintura con sus brazos. Pero este abrazo no me transmitió nada. Vacilante me separé de él, quedando a pocos centímetros de su rostro. Pasó una de sus manos por mis mejillas húmedas por las lágrimas

-Estuviste llorando- susurró, con una expresión preocupada. Me tomó de la barbilla delicadamente, cerré mis ojos ante su tacto.

-¿Michael?- escuché una voz que lo llamaba en el interior de la habitación. Una voz de mujer.

Segundos después Nicole apareció… desnuda

-Oh… hola ___- saludó ella con una sonrisa torcida.

Bruscamente me separé de Michael, empujando su pecho lejos del mío. Él la miró a ella y luego a mí

-__ y-yo…- agregó, pero las palabras simplemente no salían.

Michael's groupie? | mgcWhere stories live. Discover now