¡¿Tú?! © [BLACKVERSE #2] ✓

𝓥𝓮𝓲𝓷𝓽𝓲𝓼𝓲𝓮𝓽𝓮

¡¿Tú?!

XVII. Christopher Meyer

.━━ sin música y editado:)

「❛ omnisciente ❜」

EN LOS LARGOS PASILLOS DEL CASTILLO de Transilvania se lograba visualizar una cabellera castaña llena de rulos que corría frenéticamente y realmente estresado por no poder teletransportarse todavía, con grandes zancadas y su paso cada vez más apresurado, llegó hasta la puerta principal, hubiese salido si un vampiro de metro noventa no lo hubiese parado al postrarse frente a la inmensa puerta.

—¿Te vas? —preguntó neutral haciendo como si no le importará cuando en realidad se había llenado de preocupación al ver como la condesa Jhonson le murmuraba algo y este salía corriendo como alma que lleva el diablo.

—Hazte a un lado —se detuvo tomando su cabeza con su mano derecha y la izquierda posarla sobre su cadera tratando de conseguir un poco del aire que perdió al bajar trescientos escalones seguidos, agradecía no haber estado más arriba.

—¿Porqué? ¿Dónde vas? —el híbrido lograba sentir el aroma a Christian Dior y se preguntaba porque olía tan bien en alguien tan asqueroso como era su primo.

—No es asunto tuyo —quiso caminar hacia el lado izquierdo de su contrario para marcharse pero este se movió junto a él, suspiro nervioso, no quería ponerse agresivo—. Mueve tu cuerpo vampírico y déjame pasar.

—Dime porque te fuiste del baile tan apresurado —exigió como si tuviera algún derecho sobre el.

—Mi mejor amigo acaba de perder a sus padres y me necesita así que quítate de mi camino antes de lo haga yo, pedazo de escoria —sus ojos se tornaron de color rojo intenso antes de decir—: hazte a un lado Christopher, porque no tienes ni idea de lo que yo haría por mí hermano..

Christopher no se inmutó por las fuertes feromonas llenas de enojo y mucho menos por los ojos llenos de furia que habían dejado el divertido color café por el oscuro y siniestro rojo.

—¿Luna Llena? —nombró la aldea cerca donde sabía que iba a clases, con calma para no hacer que su primo explotara en enojo y cumpliera lo dicho anteriormente—, puedo llevarte. Ya e conseguido mis dones para teletransportación y transform-

—¿Y porqué harías eso? —preguntó con desconfianza cruzándose de brazos y dando una insignificante mirada al reloj en su muñeca, si aceptaba su ayuda llegaría mucho más rápido que si tomará un carruaje o llamará al chófer de la limusina.

—Porque quiero —respondió simple y su contrario amenazó con caminar atraves de la puerta. Suspiró tomando coraje inexistente para decir—: porque según lo que me dijiste.. ese mejor amigo es especial para ti y te necesita, sé que todavía no tienes tus dones así que y-yo.. como sea, no voy a rogar si no quieres mi ayuda, Johann.