VI

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Por fin llegó la actualización de está historia!!!

No me presionen para publicar, dejen todo a mi creatividad y si no la borro es buena señal para ustedes.

Feliz lectura…

Me visto para ir a trabajar, con un vestido suelto y un maletín de cuero que mi padre me dio para que tuviera en que llevar mis papeles. La empresa es bonita, y ahora me dará de comer.

No he visto a nadie de la familia real en dos semanas, ni siquiera a Bastián. Y es raro considerando que tenemos un contrato que me hace abrirle las piernas cuando él quiera. Unas noches he tenido que tocarme pensando que es él el que toca mis labios vaginales y el que me arranca unos orgasmos no muy largos. Pero es lo mejor que puedo lograr.

—¡Voy!—grito al escuchar la puerta de mi departamento.

Deja de verme en el espejo para abrirle a Gretel que debe venir por mí para irnos al trabajo, también se cambió a la oficina de mi padre porque en la que estaba no le pagan bien.

Abro la puerta para toparme con los bellos ojos de Bastián que me sonríe abiertamente.

—Hola Natasha.

—¿Bastián?

—No esperabas verme, ¿Verdad?—niego y sonríe.

—¿A qué vino señor?—me toma de la cintura antes de bajar su vista al escote que llevo puesto.

—Tus preciosas tetas son mías—gruñe—. Pero te pasaré por alto que lo llevas el día de hoy. Y respondo tu pregunta, hoy es viernes, y vine para nuestra primera sesión. Te espero en el edificio, King. Departamento 222. Es mío y nadie tiene porqué enterarse de que pasaremos el fin de semana ahí.

—Si señor.

—Pasará un chófer por ti. Sé que ahora sales así que no tardes.

///

Doy el último detalle del día antes de irme a casa. Bueno. Al edificio donde Bastián me quiere para pasar la noche. Dios sería la primera sesión y me muero de nervios. Un chófer ya me espera y no dice nada antes de cerrar la puerta del auto. Suspiro.

Ahora soy una más en la lista del príncipe. Pero no debo alarmarme porque mientras no habrá la boca no pasará nada.

Espero.

El trayecto se me hace infinitamente corto y lo es porque el chófer ya sabe que calles están desocupadas sin transito y por eso es más fácil llegar al edificio en el que mi Amo aguarda. Me abre la puerta para que baje del vehículo. Me dice el piso y el número de departamento. Aunque eso ya lo sé.

Entró al edificio antes de recordar que no debo de tener las bragas puestas, trago esperando que el ascensor no tenga cámaras. Meto las manos en mi falda para bajarme la tela blanca que cubre mi sexo. Dios. Se siente incómodo. Muy incómodo.

El ascensor se detiene justo a tiempo, camino con la incomodidad entre las piernas por la falta de bragas y es demasiado incómodo. Cuando llego al cuarto tocó despacio y me dejan pasar.

El príncipe pequeño espera paciente sobre un sillón en forma de L, viste un traje negro sin un color adornando su figura, se ve muy guapo. Sonríe antes de pedir que cierre la puerta a mi espalda.

—Quítate las bragas—ordena en un nivel de voz calmado.

—Ya lo hice señor.

Arquea una ceja antes de levantarse del material de cuero y caminar a mí en un par de zancadas, se detiene a una distancia prudente antes de mirarme.

La Corona Del Príncipe (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora