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Amo cuando les rotomo el gusto a las historias y hago creaciones altas jajaja. Les prometo que de aquí estarán las picados en la historia, se los prometo.

Feliz lectura…

Dos meses después…

Liz acomoda mi cobija mientras termino de desayunar, estoy viendo las noticias. La reina hará uno de sus estúpidos bailes de fin de año.

Invitó a varios a monarcas vecinos incluyendo a mi padre biológico. No iré a ese estúpido baile y me iré a perder en algún lugar en el mundo.

Apagó la televisión y Liz sonríe por mi actitud aguafiestas de siempre que no me interesa algo.

—Es pura basura.

—Nat, para ti es basura todo lo que vaya en contra de tus sensibilidades.

Asiento a eso. Tiene razón.

Siempre voy en contra de mis sensibilidades o para las cosas que no me interesan. Y eso es algo que no me interesa.

Por ejemplo, el dejar de hablarle a mi madre en estos dos meses, no me interesa hacer las paces con ella. Y tampoco con Samuel, pero él si ha venido un par de veces a intentar que lo perdone por su desplante con mi celular.

Bueno. Ha venido más veces de las que puedo contar con las dos manos, en una intento llevarme a la cama para tener lo que quería esa noche.

Las otras veces, venía a ver si según estaba Raya conmigo. Que ahora tiene siete meses y ya da más miedo porque está más grande y sigue igual de juguetona.

Mi padre trajo a mis perros al palacio y son los que le aguantan el paso a Raya. Kuno por su lado siempre está conmigo o en su camita. Empezó a traer ramas y no sé que tanta cosa a mi habitación y al final vi que sólo hacia una cama debajo de la mía.

Quite esas ramas e hice un camastro flotante para él solito.

Raya duerme en el suelo de mi habitación y no deja que nadie entre, solo a Samuel y a Liz. Y por supuesto que a Logan también, pero a nadie más.

Se volvió muy territorial con lo que a mi habitación se refiere.

—Sensibilidad o no, es pura basura—niega antes de bajar al suelo la comida de Raya.

—Deberías hablar con Samuel—comenta antes de incorporarse.

—No.

—Nat.

—No le pedí que escogiera y eligió—me quejo.

—Tampoco le diste oportunidad de decirte porque—me encojo de hombros de seguir comiendo.

Liz ha estado trabajando aquí con dos días de descanso a la semana, y yo se los autoricé porque no recibe órdenes de nadie en el palacio que no sean las mías.

Samuel y ella se llevan bien y por eso mi amiga hace de intermediaria en cosas que nos incumben como pareja.

—Liz no tengo ganas de hacer las paces con Samuel.

—¿Sí lo haz visto?

—Sí.

Se ve cansado, tiene una ojeras que lo hacen ver más viejo que antes, se ha descuidado físicamente y ya casi no come lo que debe comer.

Eso es lo que me hace sentir mal en cierta parte, pero es que siento que no es del todo mi culpa. Me sentí mal cuando me empujó y me caí, no tuvo porque quitarme mi celular y a dónde estaba marcando era una pizzería, yo sólo busque entre mis contactos y presione el botón para llamar.

La Corona Del Príncipe (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora