LIV

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Otro larguito y este está tranquilo porque el que sigue es el que va estar fuertecito por unos detalles que al fin saldrán a la luz.

Feliz Lectura…



En el desayuno Samuel se encuentra en su silla mientras Bastián y Logan están a sus flancos, no me molesté en irme a otra silla cuando los hermanos extrañaron a mi esposo, el mismo que dialoga animadamente con el rey de una de nuestra naciones vecinas.

Mis ojos van de vez en cuando a los invitados que intercambian palabras con otros en la mesa, las invitadas de Samuel dialogan con mi madre que se sentó en la mesa por petición del rey. Estoy levemente aburrida porque aquí nadie tiene intención de hablar conmigo y en parte agradezco eso, siento un golpe en la silla y al bajar la vista veo al cachorro de león que quiere bajar a Kuno de mi hombro.

Lía es el nombre que le pusimos a la pequeña invasora, estiró mis manos para alcanzarla y cargarla, la pongo en mis piernas para acariciar el pelaje que me recuerda mucho al de Raya que no sé en dónde está metida, pero eso cambia muy pronto cuando la escucho entrar siguiendo a los perros que se supone Meredith mantenía alejados de ella.

Me pongo de pie dejando al cachorro en mi silla y me pongo entre Raya y los perros que persigue con ganas de matar, debieron hacerla enojar para que esté así de alterada.

—Tranquila—mi tigresa gruñe en advertencia—. Ya, paso—me acerco a ella y sólo bufa porque no la dejé continuar persiguiendo animales—, eso es… ya más tranquila.

Pasa su cabeza por mi costado mientras acaricio su cabeza despacio, niego antes de ir a tomar mi silla para llevarla a la ventana donde me siento con Raya a mis pies y la cachorro jugando entre las piernas de Raya que comienza a lamerlo.

Niego despacio a sus juegos antes de tomarle al jugo de naranja que Kuno trajo con esfuerzo y que milagrosamente no tiro una gota.

Empiezo a tararear una canción con Kuno en mis piernas antes de darle una de las nueces que dejó en mi silla. Le sonrío al mono antes de sentir las manos de Samuel en mis hombros dando un masaje suave que me hace sonreír.

—Mi reina disfruta de sus momentos no tan a solas—cruzo la pierna arriba de la otra.

Extrañaba estos momentos con él, en los que yo podía mandar el mundo a la mierda y él hacerlo conmigo, besa mi cabeza en un gesto tierno que sólo me relaja más en la silla.

—Necesitaba un respiro—es la verdad no le miento—. Me lo diste ayer en la iglesia—Raya se pone de pie para acostarse a mi lado y permitirle a Samuel arrodillarse frente a mí—, la próxima vez que te mueras, me iré contigo.

—Marcus te va a necesitar—toma mi mano para darle un beso en el dorso robándome un suspiro—. Aunque bien podría ser cuando ya seamos abuelos.

—No me arruines la mañana.

Sonríe porque el imaginarme toda una vida con Marcus me cuesta un poco de trabajo, y más cuando fui a revisarlo al despertar, seguía profundamente dormido, el pediatra me dijo que era normal en unos bebés dormir y sólo despertar para comer y avisar para que le cambien el pañal que es exactamente para necesitar llorar avisando sus problemas.

—Me debes un baile, majestad.

—Y tú dejarme descansar por siete meses.

Ríe antes de quitarme el vaso con el jugo y tomárselo de un trago para luego ponerlo en el suelo y tomar mi mano donde mis anillos de compromiso y matrimonio relucen, anoche me los puse de nuevo porque esto es lo que me une a él, mi esposo no tiene el suyo por eso pensamos que mandar a hacer otro sería buena idea.

La Corona Del Príncipe (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora