XV

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Tarde como siempre pero aquí les dejo la historia, no saben cuánto suelo tengo y mañana es día de despertar temprano.

Nos vemos en otra actualización.

Feliz lectura…

Me muevo con un brazo rodeando mi cintura y aferrándose a ella, abro uno de mis ojos para ver la hora en el reloj digital que hay al lado de la cama.

Dos y cuarto.

Doy un bostezo enorme y me pongo de pie, parpadeo un par de veces antes de comprender que estoy desnuda, y que anoche estaba con Samuel. Miro al lado opuesto de la cama y ahí está el que será mi rey en unos meses. Tiene las sábanas hasta su espalda baja, los músculos de su cuerpo se muestran perfectamente ahora que está sin camisa. Dios. No me acuerdo de nada. Pero seguramente disfrute el tener a Samuel entrando y saliendo de cierto lugar que duele en estos momentos por la fricción que hubo anoche. Quisiera recostarme de nuevo, pero niego antes de irme a bañar.

Me levanto de la cama y camino al baño, algo me hace girar y buscar mi ropa antes de entrar. Busco entre mi ropa hasta que encuentro un cambio apropiado para poder quedarme… no. Nos vamos en unas tres horas, así que tomo un cambio diferente.

Totalmente diferente.

Entró en la ducha y dejó que el agua moje mi cuerpo con esa tranquilidad que me gusta sentir al bañarme, pero no siempre la disfruto, a veces me pongo música para escucharla mientras me baño.

Salgo del baño antes de ponerme mi ropa de manera normal, al salir del baño veo que Samuel sigue dormido. Estuvo buena la noche, y al parecer la hicimos larga.

—Sam—me acerco para despertarlo—. Sam—pero no lo hace—. Vamos Sam. Despierta.

—Dame diez minutos—dice mientras sigue bocabajo.

—Tenemos que irnos a Comarca—susurro antes de pasar mis dedos por su frente. Y es cuando mis ojos enfocan lo que hay en mi dedo anular—¿Pero qué diablos?—digo viendo mi dedo y lo que lo adorna.

—No seas grosera, Nat.

—¡Muéstrame tu mano!—sin abrir los ojos eleva su mano derecha.

—Esa no…

Me subo sobre él a pesar de qué está dormitando, pero al hacerlo se despierta e intenta bajarme de su espalda. Tomo su mano izquierda y reviso el… abro la boca para tragar después. Samuel aprovecha mi distracción para tumbarme sobre el colchón y verme a los ojos.

—Hay formas de despertar—dice serio—. Y también debes saber que una resaca es horrenda.

—Estamos casados.

Entrecierra los ojos antes de negar despacio. Tomo su mano izquierda y se la muestro a tés de subir la mía y mostrar que mi anillo coincide con el suyo.

—Nat…

—¡Estamos casados, Samuel!—no evitó el pánico.

—Tranquila—no parece muy convencido de lo que dice.

—¿Cómo puedes pedirme tranquilidad sí estamos casados?

—Conoces la ley en Comarca—trago más grueso—. Siendo mi esposa, eres… somos los futuros reyes de Comarca.

—No. No quiero una corona—logro sacarme de él.

Mis nervios están bastante activos, además de muchas cosas que he hecho, sin duda está es la equivocación más estúpida que he cometido, ya veo la cara de decepción de mi madre al saber que me casé estando borracha, y peor aún que lo hice con un príncipe.

La Corona Del Príncipe (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora