XXXI

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Se me fue el puto internet y no pude traerles a tiempo este capítulo, pero ya, les entrego la actualización del día de hoy para que lo disfruten de ella.

Y advierto que me perderé de vez en cuando para poder actualizar en todas las historias ☺️

Nos vemos en la siguiente actualización, por el momento no hay planes de perderme así que gracias ❤️

Feliz lectura…

En el desayuno la reina da los puntos de su comida del día y que si gustan pedir cosas para comer pueden hacerlo.

Liz ya no está en la habitación y por eso no pediré nada extra a lo que me dan, aunque puedo hacerlo. Pero no lo voy a hacer por simple cortesía.

—¿Crees que ya podamos ver lo de un…?

—Les quedan dos años—avisa la reina y eso hace suspirar a Samuel.

—No te metas Meredith—la reina se encoje de hombros.

Bruja de mierda.

Kuno sigue comiendo nueces y de vez en cuando le lanza algo de la mesa a Raya, niego de verlos.

Aunque ahora están con ella mis perros que también reciben comida de Kuno. Hades es al que le gustan las nueces y con el que mi mono no pierde oportunidad de compartir sus nueces.

Entre los dos se terminan una bolsa de medio kilo en la mañana.

En la noche una bandeja de fruta.

—¿Tienes hermanos, Natasha?—miro al rey visitante antes de arquear una ceja.

—Con todo respeto, no le interesa mi vida privada.

Ladea la cara para poder entrecerrar los ojos y eso es lo que molesta. Me molesta.

—Cariño—levanto los ojos a mamá que deja mi postre favorito en la mesa—. Es tradición.

—Para pedir disculpas.

Se encoje de hombros y se aleja. Parto el postre antes de meter un trozo en mi boca, en cuanto lo hago Kuno se acerca y toma un pedazo del postre para meter gran parte  de eso en su boca.

Una sonrisa se forma en mis labios porque me regala una vista chistosa, tomo un poco del postre, para meterlo en mi boca, después de unos segundos escucho un ladrido.

—Voy.

Parto varios trozos del postre antes de lanzar los pedazos para cada uno de mis perros.

Gordos.

—Kuno—mi mono gira su cabeza cuando juego con una almendra en la mano—. Que niño tan bueno.

Mi mono come su almendra con paciencia y cuando le queda lo último lo mete todo en su boca. Sonrío con mi pequeño animal en la mesa.

—Si sabes que el rey qué está enfrente es tu padre, ¿Verdad?—susurra Samuel para mí.

Elevo los ojos al frente para ver al rey qué hay a unas cuantas sillas de Bastián, trago despacio.

Con razón tantas preguntas a mi vida personal, es mi padre el que quiere saber de mí. Y no le daré lo que quiere.

—No.

Respondo sin demostrar que me importe mucho, giro mi vista a Kuno que busca otra almendra en mi mano. Sonrío antes de jugar con una uva, que es arrebatada de mi mano para meterla en su boca.

—Tengo cosas que hacer—digo levantándome de la silla—. Nos vemos en la tarde—le doy un beso en los labios y me encamino a mi habitación—. Vamos Raya—se levanta con pesar en su cara antes de estirarse y encaminarse a dónde estoy.

La Corona Del Príncipe (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora