Capítulo 68

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Cierro mi computadora en el momento que Vanessa toca la puerta, trago saliva mientras hablo diciendo que puede pasar.

-¿cómo estás?- pregunta mientras se asoma un poco. 

-bien- respondo girando hacia ella.

Se adentra más aquí y mira todo para después mirarme curiosa.

-¿segura?- pregunta, solo trago saliva de nuevo. 

Nos quedamos en silencio, los nervios comienzan a crecer. 

Me mira de nuevo pero esta vez todo buen rastro desaparece de este.

-lo sabe- afirma- ¿no es así?

Trago saliva.

-¿saber qué?

-no soy estúpida, Sofía, lo sabes.

-¿eres tú?- pregunto poniéndome de pie- eres tú quien envía los mensajes- continuo- eres tú quien enviaba los mensajes a mi madre. 

Sonríe no de buena manera.

-vamos, hay mucho que hablar- suelta pero niego, suelta un suspiro frustrado y entonces saca un arma mientras me apunta con ella- vamos, hazme caso, a pesar de todo soy tu madrastra.

Veo el arma en su mano y comienza a cargarla finalmente comienzo a caminar con ella, no deja que agarre mi celular, solo me obliga a caminar mientras siento presionando aquella arma en mi espalda baja.

Vamos hasta su auto y me obliga a subir en este, solo comienza a manejar en el camino toma su teléfono y hace una llamada pegando el aparato a su oído.

-la perra sabe todo- suelta, solo trago saliva y miro a través de la ventana, estábamos alejándonos bastante de casa- vamos para allá, preparen todo. 

Es lo último que dice, avienta su teléfono y solo continua manejando con prisa, trago saliva, mis nervios comienzan a fallar, no puedo decir nada y tampoco sé que hacer, la miro y ella solo mira la carretera. 

Después de un largo camino finalmente llegamos, no sé dónde mierdas estamos solo sé que hay una enorme casa abandonada frente a nosotros, hay un montón de árboles y arbustos dejando a esta en el centro, Vanessa me obliga a bajar del auto aún con su pistola en mano, no podía correr, no podía intentar huir, si lo hacía ella iba a disparar. 

Entramos a la casa, está en completa oscuridad, solo huele un poco a humedad, me hace caminar hasta lo que parece ser el sótano, bajamos a este y me obliga a sentarme en una esquina, después de algunos minutos más se escuchan pasos arriba, pasos que cada vez se acercan más hasta que deja ver a dos personas más. 

Mis ojos vuelven a abrirse con sorpresa como la primera vez. 

Jesús y Natalia también están aquí y por las sonrisas en sus rostros sé que no vienen a ayudarme.  

-¿qué hacen aquí?- intento ponerme de pie pero Vanessa me patea haciendo que vuelva a pegar en el piso. 

-¿cómo lo descubrió?- pregunta Natalia y los tres me miran.

-no tengo la puta idea- responde la otra rubia- ¿Cómo es que sabes la verdad y quién más lo sabe?- pregunta Vanessa mirándome furiosa. 

Me quedo en silencio, si digo la verdad entonces podrían destruir las únicas pruebas que existen.

Vanessa se acerca y me da una bofetada que hace que mi rostro gire por completo. 

-¡te he hecho una pregunta, perra!- grita, las ganas de llorar se cuelan en mis ojos. 

-encontré tu broche en la escuela- es todo lo que digo- cuando me enviaste las fotos de Rodrigo. 

Se quedan en silencio y Vanessa solo maldice. 

Eso había sido lo primero que se me vino a la mente y al parecer había funcionado. 

-y decías que seríamos nosotros quienes arruinaríamos esto- habla ahora Jesús- y fuiste tú quien lo arruinó.

-¡cállate ya!- grita Vanessa de nuevo- ahí está tu puta, disfrútala- sale de aquí subiendo las escaleras de nuevo, los dos adolescentes frente a mi me miran.

-ayúdenme, por favor- hablo, Natalia solo rueda los ojos soltando un bufido y se va de aquí. 

Jesús, solo sonríe un poco, intentó retroceder pero la pared detrás de mi me lo impide, toma unos mechones de mi cabello y los enreda en su dedo. 

-todo estará bien, cariño- habla mientras se acerca, muevo mi rostro haciendo que deje un beso en mi mejilla, toma mi barbilla y besa mis labios sin dejarme soltarme- todo estará bien, te lo prometo. 

Es todo lo que dice para ponerse de pie e irse de aquí dejándome sola, en cuanto cierra la puerta detrás de si corro hacia esta pero ha cerrado con llave. 

¿Él y yo?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora