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La fiesta del apagón había llegado. Y Aldana había analizado el si asistir o quedarse en casa. En las dos opciones ella terminaría drogada y desvanecida en su habitación al día siguiente, por lo que no lo pensó mucho.

Todos vestían atuendos negros y plateados, algunos resaltaban más sus atuendos con maquillajes obscuros. Ella simplemente vestía un vestido negro y no llevaba nada de maquillaje. No tenía motivación alguna, tampoco lo pensó demasiado al saber que sus horas esforzándose en el maquillaje serían borradas en unas cuantas inhaladas.

Paso las manos por su largo cabello antes de mirar a su alrededor. Todos bailaban y conversaban entre sí. Las personas que solían ser un grupo de amigos unidos estaban dispersos por toda la discoteca.

Trato de integrarse a un grupo de personas, pero fue en vano cuando a la tercera línea de su conversación los síntomas de la falta de felicidad —como a Aldana le gustaba llamarlo, comenzaban a pegarle.

Sin importante la conversación que ella mantenía con aquel chico fue hasta los baños y cerró la puerta detrás de ella.

— No te ves muy bien, muñequita.

— No estoy para juegos, Valerio.— Aldana se acercó a él.— ¿tienes más?.

— No.

— ¿Que?— pregunto casi gritando. Ella abrió su bolso buscando los billetes grandes de su cartera.— ¿cuanto quieres?, ten tómalo todo.

— Por más que me guste que me supliques y me des todo tu dinero.— Valerio bajo la mano de Aldana hasta guardarla en su bolso.— No tengo nada. Esta cosa se vende como pan caliente, y creo que entiendes por que.— Valerio rio al ver q la chica junto a ellos inhalar para después comenzar a reír.

— Necesito más, Valerio.— Pidió en suplicante en un susurro.

Valerio no soporto ver de aquella forma a Aldana. Sus ojos comenzaban a mirarlo con desesperación y un toque de tristeza en el fondo de ellos. Su cabello ligeramente despeinado y sus labios secos, pero aún así, ella seguía siendo hermosa.

— por favor.— Aldana lo tomo por los bordes de su saco y recargo su cabeza en su pecho.

Verla de aquella manera tan vulnerable hacia que su corazón comenzara a romperse a cada segundo que ella suplicaba.

Metió la mano a su bolsillo y sacó una pequeña bolsa improvisada con un pedazo de plástico y una liga de hule.

Un suspiro desde el fondo del pecho de Aldana salió de sus labios.— Toma.— Aldana trató de entregarle el dinero. Pero la mano de Valerio la detuvo.

— Invita la casa.

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Las horas pasaron volando desde aquella escena con Valerio. Su cuerpo más relajado y feliz era lo que ella buscaba desde que sus pies pisaron en suelo de la discoteca.

Los tragos y las luces sólo enriquecían el sentimiento de euforia que recorría sus venas. Rebeka que había estado observándola toda la noche. Ella misma tenía problemas internos con Samuel, pero aún así había tomando el tiempo de mantener el ojo en Aldana.

La siguió todo el camino hasta llegar a los baños. Rebeka entregó segundos detrás de ella para encontrar el baño vacío.

Unos sollozos llamaron su atención hasta llegar a uno de los cubículos con la puerta semi abierta.

— ¿Ana?— Rebeka la llamó antes de abrir la puerta.

La escena que presenciaban sus ojos no era la mejor. Aldana recargada en el escusado, sus labios ligeramente embarrados de vomito y sus ojos rojos repletos de lágrimas.

— ¿Estas bien?— Rebeka trato de acercarse a ella.

— Vete.— Pidió mientras lloraba.— Vete, por favor. No quiero que me veas así.— Aldana trato de cubrirse con sus manos pero fue claramente imposible.

— Venga, vamos a limpiarte.— Rebeka la ayudo a levantarse y caminar hasta los lavabos.

Mojo su mano y comenzó a limpiar los alrededores de los labios de Aldana.— Debo de gustarse mucho para que no te asuste verme así.— Aldana río por lo bajo. Rebeka sabía que estaba demasiado drogada y borracha para recordarlo al día siguiente.

— dame un beso.— Aldana dijo antes de abalanzarse a Rebeka.

Ella la detuvo y regresó a donde estaban.— Por más que quiera chicha, no puedo.

— ¿Te doy asco?.

— el vomito en toda tu cara no se me hace muy sexy.

— Tienes razón.— Aldana rio.— ¿Por que estás con Samuel?. A él le gusta la marquesa.

— Por la misma razón que a ti te gusta Valerio.

— ¿Por las drogas?.

Rebeka soltó una pequeña risa mientras comenzaba a lavar las manos de Aldana.

— Me gustas, Rebeka.— Aldana soltó antes de alejarse de ella y salir del baño. Sus pasos eran irregulares y tenía que apoyarse en las paredes para poder caminar.

Aldana salió del baño para encontrarse con la imagen de Valerio y Polo besándose mientras que Cayetana observaba y sonreía.

Ella rodó los ojos antes de chocar con Guzmán.

— ¿Como estas?— Ella trato de disimular su estado aferrándose a el.

— Mira cómo estás.— Guzmán le reprocho.

— Perdona.— Aldana comenzó a disculparse.— Perdón por perdonar a Polo. Yo quería a Marina, yo se que todo esto es su culpa pero, yo...

— Shh.— Guzman la hizo callar.— Esta bien, Ana. No estoy enojado contigo.

— Guzmán... ¿Tu me quieres?.

— Con toda mi alma.

Aldana asintió con una pequeña sonrisa y lágrimas en sus ojos.

— Venga, que la fiesta ya ha terminado.

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Un poquito más corto de lo usual, pero quiero comenzar a darles pistas de lo que sucederá.
También, estaba pesando en hacer una historia de Glee,
Así que si les gustaría déjenmelo saber.

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𝐑𝐄𝐍𝐄𝐆𝐀𝐃𝐎𝐒 || ELITE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora