𝐑𝐄𝐍𝐄𝐆𝐀𝐃𝐎𝐒 || ELITE

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ᴸᴼᴺᴱᴸʸ- ᴺᴼᴬᴴ ᶜʸᴿᵁˁ
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— No, no has congelado las cuentas y no tenemos dinero para la fianza.— Explico Guzmán a través del teléfono— trescientos mil. No, no, no tendrías que ponerlo todo. Sería algo en grupo.— hablo sonriendo Guzmán— Ya— después de un segundo la sonrisa de borro de su rostro.— Vale. Muchas gracias, Federico. Buenos días.— Guzmán lanzó el teléfono contra la mesa— Gilipollas.

— Mis madres pueden poner algo— propuso Polo.— para más, tienen que sacarlo del fondo de inversión y eso lleva tiempo.

Guzman sonrió agradecido— Gracias, diles que luego hablo con ellas.

— Oye, ¿y los padres de Lu?.

— Son diplomáticos y no se pueden meter en eso— Guzmán tomó la taza de café— Además que no quiero saber nada de ella.

— ¿y Aldana? ¿Cuanto dinero te dará su familia?.

— Ciento cincuenta— informó— joder, que lo que están pasando y aún así están ayudando a mi padre. 

Polo asintió.— Hablando de Aldana, ¿aún sientes algo por ella?.

Guzman observó a su amigo con confusión antes de reír.— ¿A que viene todo esto Polo?.

— No lo sé, curiosidad— Polo tartamudeo. Guzmán asintió sin estar muy convenido.

— No lo sé, he estado tan ocupado con el asunto de mi padre que ni siquiera he tenido tiempo de pensar en esas cosas.—

— Pero tú la engañaste.

— Ya esta, ¿Que pasa?— pregunto nuevamente— ¿te gusta?.

Los nervios de Polo recorrieron todo su cuerpo.

— Que si te gusta no importa.— bromeo—
Pero es que tú estás con Carla y con Christian, que aún no entiendo cómo funciona todo esto de tu poliamor.

— Que solo estamos experimentando.— los dos rieron.

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—Aldana, te buscan— Escucho el grito de su madre desde el primer piso. Aldana pausó el video en su teléfono para después salir de su habitación.

Las risas de su madre desconcertaron a Aldana. Ella se asomó por la puerta de la cocina encontrándose con Ander que charlaba con su madre.

— Bueno, los dejo— Su madre tomó la copa de vino. Iba bastante borracha, llevaba días bebiendo desde que aquella noticia había salido a la luz y Aldana no le gustaba para nada.

— ¿a que vienes ahora?— Pregunto borde— es que ya no se que quieres de mi, Ander. ¿Tu padre te ha dejado faltar al entrenamiento?, digo, ese problema tan grande que no te deja vivir.

— Joder, Aldana— susurró— perdona, ¿si?. Tenía muchas cosas en la mente que no pensaba claro, ¿vale?. Quería hablar contigo en el colegio pero no fuiste.

— ¿a que voy?— pregunto cínica— A que la gente me vea con asco o tristeza. Todos piensan que soy una puta mentirosa.

— ¿Por que no me lo contaste?— Ander se acercó a ella suplicante— pudimos haber superado esto juntos.

— ¿para que tuvieras lástima por mi?— rió.— No necesito tus condolencias ni las de nadie. Yo sola supere esto, no necesite de nadie, no necesite de mis padres, no necesite de ti, y sabes que, hice un buen trabajo. Nunca nadie supo lo que estaba pasando, todos tienen suficientes problemas como para preocuparse por los míos.

— Yo me preocupo.

— No, no lo haces— Interrumpio— ni siquiera mis padres lo hacen, no quieras mentirme. Y aquel día me demostraste que mis problemas no son lo suficientemente importantes, y lo entiendo, cada quien soporta lo que puede.

— Lamentó mucho lo que dije, Aldana.— repitió nuevamente.

— Está bien, realmente no me importa.— Aldana tomó asiento en una de las sillas.—¿Algo más que decir? Te recuerdo que cada vez que vienes solo empeoras las cosas.

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Aldana bajo de su habitación al escuchar los gritos de su padre. El se encontraba frente a su madre con el teléfono junto a su oreja mientras que ella se ahogaba en alcohol.

Su padre colgó el teléfono y soltó un suspiro. El observó a Aldana en el marco de la puerta, el giro los ojos y gruñó al ver a su madre dormida en el sillón.

— ¿Que pasa?— ella se acercó a su padre. El no respondió y comenzó a tomar sus cosas— Papá.

Aldana siguió a su padre por toda la sala de estar. El se dirigía a su habitación.— Papá, háblame.

— ¡Suficiente!— Grito su padre.— No puedo más con esto, Aldana.

—¡¿Crees que yo si?!— Nuevamente— vivo con el dolor cada día de mi existencia. Y te culpo a ti, por no cuidarme, por dejarme sola con el.

— ¡Callate!— Su padre bajó rápidamente las escaleras asustando a Aldana— Creo que es suficiente con lo que tengo que vivir, y ahora tener que pagar por tus errores.

— Yo no provoque esto— Su padre se acercó amenazante— Tú no eres nadie para buscar culpables, y si fuera así, tendrías que empezar contigo mismo. —El negó mientras giraba su cuerpo de regreso a su habitación.

Aldana regresó a su habitación donde Si madre seguía dormida— Mamá, mamá— susurro tratando de despertarla. Después de algunos minutos su madre reaccionó.— vamos.— pasó un brazo por sus hombros y la puso de pie.

Caminaron hasta el cuarto de visitas del primer piso. Si madre callo rendida en el colchón ajena a la pelea y situación. Ella se agachó quedando rostro a rostro con su madre. Tomó la mano de su madre y comenzó a palmear su hombro.

— Lamentó todo lo que estás pasando, Aldana— se susurró a ella misma— tú no eres la culpable. Eres muy fuerte.— Aldana suspiro. Cubrió el cuerpo de su madre y salió a su habitación.

Aldana camino hasta la cocina y tomó la botella de vodka que su madre anteriormente había comenzando a beber.

Se dirigió a su habitación, abrió su computadora y siguió presentando el examen en línea que no había podido presentar el día de hoy.