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Aldana leyó la hoja de color rojo con la invitación a la gran fiesta de san Valentín que Lucrecia organizaba todos los años.

— Está vez, san Valentín va a ser muy diferente y lo voy a organizar yo.

— ¿"San Valentín al revés"?.— Preguntó Aldana dejando la invitación sobre su mesa después de leerla.

— Así es. Seamos honestos, por favor. Es una celebración arcaica, aburrida, cursi.— Explicó Lucrecia ante los cuestionamientos de Aldana.— Y nosotras siendo unos putos objetos, poniéndonos lindas en la peluquería para ellos. Se acabó.

Aldana observó a Carla con incredulidad, las palabras de Lucrecia parecían un poco fuera de ella.
Aunque aquel análisis que la mexicana había concluido era algo que no era incorrecto.

Llegaba el momento para las chicas en las que las adolescentes comenzaban a sentirse como Lucrecia lo había describió; un objeto. El tener que siempre estar lindas, portar los mejores atuendos y siempre tener una actitud positiva era algo que a todas comenzaba sacarlas de quicio.

— Se me ha ocurrido la grandiosa idea de que esta vez sea todo al revés. Serán ellos quien muestren... carne. Y nosotras, elegantes con unos increíbles tuxedos. O sea, esmoquin, si no saben inglés.

— ¿Cada uno tiene que traer su propia bebida?— Pregunto ahora Carla observando a detalle las especificaciones de la invitación.

— Si, darling, todo es al revés.— Lucrecia se acercó a ella.— o sea que todo el mundo debe de traer su propia comida, lo que van a comer y yo la anfitriona y reina de la noche, disfrutando.

Lucrecia se acercó a Nadia que mantenía una risa burlona mirando a sus apuntes. Dejo la invitación sobre su cuaderno y se alejó de ella nuevamente.

— Es una buena idea.— Aldana concordó con— así evitamos que la chusma piense que esto es una ONG y se quiera llevar toda la casa.

— Que ingeniosa.— Cayetana hablo mientras tomaba asiento junto con Polo.— Da igual nos montamos tu y yo la fiesta.

Aldana sonrió falsamente para después sentarse junto Rebeka.

— Buah, usted ni caso.— Valerio se acercó a Polo y Cayetana haciendo que la sonrisa de Aldana se borrara en segundos.— ¿Vienen a la fiesta entonces?.

— No, no van.— Aldana y Guzmán hablaron al mismo tiempo.

— Ah, ¿pero ahora la fiesta es en tu casa?.

— No, ni en la tuya. Te han echado. Por drogadicto,supongo.

El ceño de Aldana se frunció al escuchar aquellas palabras.

La espalda de Valerio se tensó tomando unos segundos para pensar en su respuesta.

— ¿Desde cuando ustedes tienen problemas por las drogas?. Sobre todo tú, Guzmán. Que me la pedías se rodillas.

— Tengo un problema con los traidores y con los asesinos.

— Ya esta.— Rebeka detuvo a Aldana que estaba por levantarse de su asiento y encarar a Valerio.

— ¿que haces defendiéndoles?— Aldana pregunto.

— Yo no te tengo que explicar nada.— Le respondió a la defensiva Valerio.

— déjalo ya, Valerio. Por favor.— Polo le interrumpió.

Aldana mantuvo la mirada clavaba en la espalda de Valerio, que en ningún momento de la conversación se dignó a mirarla.

Paso su mano por su nariz, aquello se había convertido en un hábito desde hace las últimas semanas, su nariz picaba constantemente y aquella era la única forma de detener su incomodidad.

Paso las manos por su cabello nerviosamente mientras su pie comenzaba a golpear el suelo constantemente. Una sensación de calor comenzó a esparcirse por todo su cuerpo a medidas que el enojo iba subiendo.

Sus dientes comenzaron a morder su labio inconscientemente a la medida que el dolor y vértigo se hacía cada vez más fuerte en su estómago y pecho. Tomó su mochila rápidamente y salió del aula corriendo hasta los baños más cercanos.

No espero a adentrarse a un cubículo e inhalo un poco del polvo blanco en una pequeña bolsa de plástico que estaba en su mochila.

— Es que ni al baño puedes esperarte.— la voz de Rebeka a sus espaldas hizo que ella diera un pequeño salto tratando de ocultar todo rápidamente.— Ya esta, tía.— Camino hasta ella y arrebató la bolsa de sus manos, dejó la caer el contenido en el lavamos para después abrir la llave dejando caer el agua llevándose todo el consumo de Aldana.

— ¡No!— Grito tratando de detenerla.

— Pero mira como te pones.— Rebeka hablo enojada alejándose de ella.

Aldana pasó sus manos por su frente tratando de contener las lágrimas.

— Te haz hecho mucho daño, Ana.— el cálido toque de Rebeka hizo que Los sentimientos de Aldana comenzaran a salir sin poder ser detenidos.— Es que el nunca ha valido la pena, ve lo que te ha hecho, corazon.— Los brazos de la castaña abrazaron el delgado cuerpo de Aldana que temblaba a medida que las lágrimas salían por sus ojos.— te has hecho demasiado daño, ha sido suficientemente. No voy a permitir que lo hagas, no más, peque.

— ¿Que es lo que vas a hacer?— Aldana se separo de ella empujándola por los hombros.— Que vas a hacer lo mismo que todos, joder.— Limpio sus mejillas y comenzó a tomar sus cosas.— Igual que Guzmán, igual que Ander, igual que Valerio, igual que Polo.

— Yo no soy como ellos, Aldana.

— No, pero tampoco es que me vengas de mucha ayuda. A este punto, solo espero lo peor, Rebe.

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𝐑𝐄𝐍𝐄𝐆𝐀𝐃𝐎𝐒 || ELITE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora