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Aldana se detuvo un momento para observar la casa frente a ella. Todo el lugar cubierto con decoraciones de halloween, demasiado tenebrosas para el gusto de Aldana.
Sus piernas parecían estar pegadas al pavimento debajo de sus tacones negros. Todos parecían estar bastante alejados de los pensamientos que ocurrían en la cabeza de Aldana, para ellos era la casa de Rebeka. Pero para Aldana era la casa de Marina, donde solían hacer pijamadas y donde Aldana solía escabullirse del cuarto de Marina al cuarto de Guzmán. Los recuerdos aún seguían, pero Marina ya no estaba.
Dio unos pasos dentro de la propiedad obligándose a pasar un buen rato con sus amigos.
Después de algunos minutos el sol se ocultó dejando que las pinturas y decoraciones neón resaltaran sobre los cuerpos de todos.
Todos bailaban sobre la pista de baile mientras que ella bebía de su vaso rosa fosforescente.
— Pero miren quien tenemos aquí— Rebeka se acercó a ella con un vestido que Aldana trató de identificar como el de bella.
— Me gusta tu disfraz, tía— Aldana la halago. El rubor de Rebeka que Aldana había conseguido fue invisible para ella debido a la escasez de luces, cosa que Rebeka agradeció.
— ¿Que haces aquí tan sola?— Aldana regreso su mirada hacia la castaña— que tu disfraz esta de puta madre, deberías estar moviendo las asentaderas en la pista de baile.
Aldana río mientras negaba la cabeza.
— Prefiero esperar a los problemas desde aquí— le dio otro trago a su vaso— Esto se está volviendo una cosa constante, no quiero ver a alguien con dientes rotos hoy.
— Que tu no te preocupes tía, yo tengo todo controlado.
Aldana entrecerró los ojos con una sonrisa. Dejó su vaso en una de las mesas y tomó la mano de Rebeka.
— Pues a bailar se ha dicho.
La morena jalo la mano de la castaña hasta llegar al centro de la pista. Las dos comenzaron a bailar al ritmo de la música hasta que fueron interrumpidas por un chico que tocó el brazo de Aldana tratando de llamar su atención.
— Oye, chica.— Aldana dejó de mirar a Rebeka y giro para encontrarse con un chico de cabello rubio.
— ¿Si?.
— ¿Tienes algo que puedas compartir?— El chico saco un fajo de billetes de su bolsillo— ¿o sabes de alguien con el que pueda conseguir?.
— ¿De que hablas?.
El chico río en la cara de Aldana— ¿es alguna clase de clave?— El chico se acercó a su oído— buscó marihuana o cocaina, lo que sea me va bien.