54!

6K 415 51
                                    

Aldana observaba el trago en sus manos al momento que la mano de Ander fue detenida en su estómago haciéndola mirar hacia el frente.

Ahí estaba el. Podría recordar las millones del veces que lo había visto en aquel lugar, bajo las mismas luces, pero aunque todo parecía ser igual, todo estaba diferente.

Le odiaba, Arrebatar una vida, todas las cosas que el había hecho arruinando la vida de todos a su alrededor, todo lo que el había hecho indirectamente, todo recaía en ella, pero aún así, el amor que el tenia hacia el era mucho más grande que eso, más grande que ella, más grande que sus problemas.

Todo el aire alrededor de ellos se tensó cuando Lucrecia se acercó a Polo, Cayetana y Valerio.

Ella desvió la mirada sentándose junto a Ander que la tomaba de la mano.

— Está mona la corona.— Ander habló del pedazo de cristal moldeado en su mensa.

— No significa nada.— Ella le restó importancia.— Mis padres no tardarán en presumirlo en todas sus reuniones. Lo que daría por no tener que ver la cara de Lu cada vez que la mira. — Ella río con amargura al recordar todos los comentarios hirientes que ella la mexicana había dicho en contra ella, todo por una corona de cristal.

..........

— Ahora todos les están dando premios a los drogadictos, ¿no es así? A unos le salvaron el patrimonio y Otros les dan una corona.

— por Dios, ¿que?— Aldana gritó cuando sintió el empujón del brazo de Lucrecia.— ¿Que estas haciendo Lu? ¿Quieres humillarme más?. Lo tenemos claro todos, te dejaron en la calle y te quieres desquitar conmigo, ¿pero sabes que? No te va a funcionar. — Aldana tomó la corona y la presumió en la cara de Lucrecia.— Por que yo tengo todo lo que haz querido, ¿no es verdad?.

Lucrecia se mantuvo callada observándola. Las personas a su alrededor ni siquiera se habían percatado de su pelea, pero sus amigos que habían estado alerta toda la noche no lo dejaron pasar.

— Tuve a Guzmán, tuve a Valerio, tengo unos papás que no me abandonaron, y tengo esto.— Aldana colocó la corona frente a ella.— en verdad pensaba que habíamos dejado todo atrás, pero eres igual que todos ellos, no saben avanzar, se quedan estancados sufriendo y lamentándose.

— ¿Drogándote? ¿Eso es avanzar?.

— Por lo menos estoy haciendo algo.— Aldana se acercó a ella.— Ten, claramente la necesitas más que yo, podrías venderla, a lo mucho te darán 200 euros, ya sabes, para tus zapatos del Walmart que tendrás que usar en New York.

Aldana lanzó la corona al suelo rompiéndola en mil pedazos.

— Ups.— Ella alzo los hombros alejándose de la escena.

Todos observaron las millones de piezas filosas por todo el suelo.

Nadia rápidamente se agachó a levantar los cristales rotos. — ¡Guzmán!— Gritó pidiendo su ayuda.

— Falta una pieza.— El rubio observó su alrededor buscando la fiesta faltante.

— ¿Que dices?.

— La punta, ¿donde esta?.

Los ojos de Guzmán fueron hasta el pedazo faltante. El trato de tomarla, pero una chica que pasaba por ahí la empujó accidentalmente.

Aldana por otra parte camino hasta los baños. Encontrándose a Polo secando su camisa.— Déjame ayudarte.— Ella se acercó a él tomando unas servilletas.

Polo la observó con atención. Unas pequeñas bolsas debajo de sus ojos cubiertas con maquillaje, sus largas pestañas pintadas con una máscara negra haciendo que sus ojos se vieran más grandes, y ese característico labial rojo que parecía nunca dejar sus labios.

𝐑𝐄𝐍𝐄𝐆𝐀𝐃𝐎𝐒 || ELITE Donde viven las historias. Descúbrelo ahora