𝐑𝐄𝐍𝐄𝐆𝐀𝐃𝐎𝐒 || ELITE

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Aldana suspiró con pesadez al momento que la melodía terminó. El sudor frío bajaba por su cuello y frente , acompañados de escalofríos a cada momento que ella giraba.

— Pero es que cada día estás mejor — Su madre le felicito con una sonrisa.— No se lo que te pasa pero es que cada día estás más delgada, más ligera, más feliz.

Aldana asintió de manera corta antes de mirar al suelo. Su energía se encontraba a tope. Tal vez sería la línea de coca que había tomado minutos antes de entrenar o sus grandes ganas de practicar, aunque incluso ella se inclinaba por la primera opción.

Su madre salió de la habitación dejándole sola. Aldana giró su cuerpo y se observó en el gran espejo frente a ella. Sus costillas sobresalían de su leotardo y los huesos de su cadera eran más visibles que hace meses.

Ladeo su cabeza y se observó con atención. Tomó un largo suspiro y botó la toalla de sus manos. Tomó sus cosas y salió camino a su habitación.

Se adentro a la ducha y después de varios minutos salió de esta. Su cabello mojado parecía una fuente de petróleo, el color negro de su cabello era algo que a muchos tenía fascinados, aunque el cabello negro era común, el de Aldana era diferente, cosa que a ella le gustaba.

No bastó demasiado tiempo para que ya se encontrara lista y de camino al colegio.

Sin duda ella hace un año hubiera dicho que las Encinas era un gran lugar de estudio, arquitectura moderna e innovadora, profesores con unas grandes ganas de educar, y los alumnos con un gran espíritu de compañerismo.

Pero ahora, ahora todo era diferente, el lugar seguía siendo el mismo. Mismos pasillos, mismas aulas, pero lo que estaba dentro de aquella gran arquitectura, era muy diferente a lo que era diferente hace meses.

Los profesores ahora tenían de los alumnos, sabiendo las influencias y dinero que los padres tenían en sus manos. Ahora los alumnos llevaban el mando del lugar, o mejor dicho, los padres.

Sus compañeros se alejaban de aquel grupo de amigos que solía ser el más deseado y envidiado por todo el colegio. Ahora lo único que proyectaban aquellas pobres almas era una gran vibra de tristeza y estrés. El estrés del saber que ningún secreto estaba a salvo, ni siquiera el más mínimo.

Podrías haber mentido en la hora que habías llegado a casa, y eso podría desencadenar una gran ola de sospechas que te perseguirían por el resto de tu estadía.

Aunque claro, había de secretos a secretos.

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— ¿Te encuentras bien?— Aldana pregunto acercándose a Rebeka. Su madre no había tardado en correr a advertirle que se mantuviera alejada de ella, pero claramente Aldana no escuchó y tuvo que confirmar que su amiga de encontraba bien, claro, dentro de lo que cabía la palabra.

— Tranqui, que estoy bien.— Peino el cabello de Aldana pasando uno de los mechones detrás de su oreja.— ¿Que miráis? ¿Queréis una foto o que?.— se defendió cuando alumnos de otros grados la miraron despectivamente.— Ni que fuera la primera vez que en el colegio detienen a alguien.

— Tiene razón. Antes solamente teníamos a un asesino y a una wannabe timadora.— Lucrecia habló acercándose a su casillero.

Y Cayetana fue rodó los ojos ante las palabras de la mexicana.

— Ahora han detenido a la narco y las Encinas parece Guantánamo.

— ¿Vamos a clase?.— Guzmán ignoro las palabras de Lucrecia dirigiéndose a Ander.

— Ahora muy juntitos ustedes dos, ¿ya son amigos otra vez?.

— Poco a poco.— Guzmán se alejó adentrándose al aula.

Aldana dirigió su vista una vez más a Rebeka.— Solo quiero que sepas que si necesitas algo, puedes pedírmelo.

— No te preocupes, muñe. Que igual tú tienes problemas más importantes. Rebeka pasó su dedo por la nariz de Aldana. Un pequeño rastro blanco casi invisible pero Rebeka había sido capaz de verlo.

Por insisto Aldana paso su mano por debajo de sus fosas nasales. Observó a ambos lados deseando que nadie haya visto aquella acción.

— Yo... — Aldana trató de explicar pero fue detenida por Rebeka.

— Todos tienen sus asuntos, Ana.— Rebeka no le regaño.— Pero, si el es que inicio todo esto.— Mostro su dedo pulgar con el que había limpiado su rostro.— No vale la pena.

No me maten por favor.
Lo lamento no tengo ninguna excusa JAJAJJAJAA
pero pues ya veo que comentar y votan mucho, mil gracias!!!!

Las amo y pues, ya seguiremos con más capítulos WUJUUUU