— ¿Sabe que es lo qué pasa cuando juntas a Lobos y osos en el mismo equipo?— Aldana preguntó al inspector con la mirada en algo, o más bien alguien detrás de la espalda del Inspector.
Los fuegos artificiales detrás de ella aún se escuchaban, se sentía que aquella celebración que duraba apenas los últimos 10 segundos del año, durará una eternidad.
— Alguien es comido.
———————-
— Buenos días, Alumnos.— La voz de Benjamin se escuchó por las bocinas del pasillo.— Os saludo esta mañana virtualmente para presentaros la iniciativa de uno de vuestros compañeros.
Aldana camino hasta una de las pantallas donde varios alumnos se encontraban reunidos.
— Hola a todos.— La voz e imagen de Phillipe se presentó.— Quería agradeceros lo bien que me habéis acogido en el colegio teniendo un... un detalle con vosotros.
Ella mantuvo su vista fija en la pantalla, como todas las personas a su alrededor,
— Bueno, supongo que la mayoría sabreis lo que es un Le Bal parisino.— Aldana frunció el ceño confundida ante aquel término.— Quería organizarlo y lo voy a organizar aquí con vosotros. Es algo que me hace ilusión, y será una gran fiesta, que espero que... que no te la pierdas.
Aldana continuó su camino cuando la pantalla se apagó frente a sus ojos.
—————
— ¿Soltera? ¿En serio?— Guzmán pregunto con el teléfono en su mano.— ¿Así de rápido?. Yo que se, pensaba que igual recapacitábamos.
— Pero si lo dejaste tú, ¿no?.— Samuel pregunto tomando la bebida de la máquina expendedora.
— Ya, pero ella estuvo de acuerdo.
— Pero si ella no quisiera terminar sería una pesada aferrada que no te deja seguir adelante.— Aldana hablo a lo alto.— Digo, que como ella es la que está avanzando de ti.— Aldana colocó su dedo índice en el dedo de Samuel.— Ahora ella es la mala.
— ¿Por que te dijo el siroco ese después de la fiesta y cortaste con ella?.— Samuel pregunto.
— La distancia que es una grandísima hija de puta.
— ¿La distancia no será pija y nadadora?— Samuel pregunto con una sonrisa burlona.
— ¿Tu de que vas chaval?— Guzmán pregunto enojado.
Aldana notó la tensión de aquellos dos, y que el tema de la fiesta se estuviera tocando, no era algo que le interesara escuchar o que ella terminara involucrada.
— Tengo clase.— Aldana aviso antes de salir.— Los dejare con sus problemas maritales. Que yo tengo una competencia que ganar.
Aldana salió de la cafetería para comenzar a dirigirse a su sala de clase, cuando un cuerpo hizo que se detuviera.
— ¿Estas evitándome?— Pregunto Enzo bloqueándole el paso.
— No.— Respondió ella rápidamente.— Tengo mucho trabajo que hacer.
— ¿Tanto que no puedes entablar ni una conversación conmigo?— Enzo pregunto sarcásticamente.— ¿Te han comido la lengua los ratones?... o mejor dicho tus amigos.
— Samuel y Guzman no tienen nada que ver en esto.— Ella excusó a sus amigos.
— ¿Seguro?, por que en la fiesta no te dejaban un rato sola, como si fueran tus perros guardianes.
— Escucha...— Aldana le detuvo.— Lo de aquella noche... no debió pasar.
— Pero te gusto.
— Estaba estresada y abrumada.— Aldana ignoró aquel último comentario.
— ¿Es por Polo?.— Pregunto sin pelos en la lengua.— Se que todos aqui me comparan con ese chico.
Aldana se quedó callada evitando la mirada de Enzo.
— ¿Entonces es verdad?, por eso Samuel no querías que me acercase a ti.— Enzo hablo con seriedad borrando su sonrisa sarcástica.
— Tal vez es lo mejor.— Respondió con honestidad.— Estar involucrado con nosotros no siempre trae cosas buenas.
— Déjame decirte una cosa, Aldana.— Enzo se acercó a su oído y susurro.— No sabes lo que me pone romper las reglas.
Y sin más el chico se alejó adentrándose al aula de clases.
—————
— ¿Como sabe de Polo?— Cayetana pregunto después de que Aldana contara su historia.
— ¿Las noticias? No lo sé, tía.— Aldana respondió recargando su cabeza en una de las paredes. Las dos chicas se encontraban en el cuarto del conserje conversando.
— Pero joder,— Cayetana exclamó abanicándose con la toalla en sus manos.— Que estes con uno de los Benjamines no les está cayendo bien en la cabeza.
— ¿De quienes hablas?.
— Samuel y Guzman.— Cayetana comenzó a acomodar sus productos de limpieza del carrito.— Que no hablan de otra cosa, eso si, también hablan de Ari.
— Ahora que mencionas.— Aldana recordó.— El dijo algo de Samuel diciéndole que no se acercara a mi.
— Yo no se, chica.— Cayetana hablo mirándola a los ojos.— Que con esos chicos involucrados, nada termina bien.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.