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Los gritos de sus padres hicieron que Aldana despertara

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Los gritos de sus padres hicieron que Aldana despertara. Sus se abrieron lentamente, a casa segundo que pasaban los gritos de hacían cada vez más audibles para Aldana.

Quito las sábanas de encima y decidió bajar a cerciorar que era lo que pasaba. El sol aún no salía y en un par de horas ella tendría que ir a la escuela.

Aldana se colocó en el marco de la puerta y observó a sus padres. Ellos al notar la presencia de su hija pararon. — ¿Que pasa?— Tallo uno de sus ojos tratando de acostumbrarse a la luz.

— Cariño, ven. Siéntate— Aldana hizo caso a su madre y se sentó entre el medio de ambos.

Su padre tomó su mano con una mirada de pena y algo que Aldana detectó como miedo.— ¿Que pasa?— ella rio nerviosa, observó a su madre y tenía la misma expresión que el.

Ana, nos han llamado de la corte— explicó su padre— nos han dicho que el juicio se adelantó. Le han encontrado Aldana.

Aldana sintió como su garganta se cerraba . Sus ojos de llenaron de la lagrimas. Si madre abrazo su espalda y su padre solo pudo bajar la cabeza.— Sabemos lo qué pasó, pero necesito que por favor me escuches y...

— ¡Ella no va a hacer eso, Aldo! ¡Entiende!— gritó su madre detrás de ella.

— ¿Hacer que?— preguntó con un hilo de voz.

— Hija, es tu primo.— Hablo condescendiente.

— ¿Quieres que mienta?— pregunto enojada— no voy a hacer eso.

— Ve a dormir, Aldana— pidió su madre— Hablaremos de esto cuando regreses de la escuela.

Aldana observó una vez más a su padre antes de negar con la cabeza decepcionada.

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Aldana pasaba por el pasillo de las Encinas. Algunas personas saludaban hacia la morena y ella respondía con una sonrisa, todo estaba bien, siempre había alguien que tenía más problemas con ella, así que ella debía estar bien.

— Buenos días— saludo Polo sentándose junto a ella.

— Hola— respondió tratando de sonar lo más convincente hacia su amigo.

— ¿Terminaste la tarea de Martin?— pregunto sacando la libreta de su mochila— Es que me quede atorado en uno problema y aún no puedo hacerlo, ¿me lo pasas?— el apunto a su cuaderno. Aldana asintió mientras deslizaba su carpeta rosa sobre la mesa.

— Gracias, guapa— agradeció mientras besaba su mejilla.

La clase había comenzado y Martian explicaba alguna cosa de literatura, que Aldana aún no lograba comprender.

𝐑𝐄𝐍𝐄𝐆𝐀𝐃𝐎𝐒 || ELITE Where stories live. Discover now