REFLEJO ➳ Kim Taehyung

• PARTE 008 •

Siguiendo sus indicaciones me quedé en la parte trasera del auto, el conduce muy rápido, solamente veía las luces atraves de los vidrios; sentía el motor, el corazón me late muchísimo, las manos me tiemblan, no puedo respirar.

—¿Hann?

Ayuda.

—¿Estás bien?

No.

—Maldia sea, responde.

Lo siento.

—Me detendré en un momento, ¿de acuerdo?

—YoonGi, no estoy bien.

—No podemos ir a un hospital, nos encontrarían muy rápido.

—MinYoonGi, moriré.

Sentí el freno del auto bruscamente, distrajo mis pensamientos por milésimas de segundo. Perdí noción de la realidad y lo sentí tomarme de las piernas, luego de la espalda, me estaba llevando fuera del automóvil.

—Min YoonGi, moriré. –apenas pude repetir.

—No vas a morir. No hoy. –me subió al cofre del mismo–. Mirame.

—No puedo respirar.

—Hazlo conmigo. Repite lo que haga. Uno...dos...tres...cuatro... Inhala. Retén la respiración uno...dos...tres.... Sueltalo lentamente uno...dos...tres...cuatro...cinco...seis...siete... –buscó mi mirada mientras yo hacía exactamente lo que él hacía.

Lo repetimos unas cuántas veces más hasta que poco a poco mis pulsaciones se normalizaron. Logré concentrarme en su mirada por unos segundos, ahora puedo respirar bien.

Todo esto me parece nostálgico, de nuevo siento que he vivido cosas que mi mente recuerda pero yo... No.

—Me siento mejor. –negué lentamente con la cabeza–. Lo siento. Posiblemente sufro del corazón.

—No tiene nada que ver con sistema cardiovascular. –cerró los ojos–. Estás bien, ¿de acuerdo?

—Lo siento, Min YoonGi. –me bajé del cofre alejandome de él.

—Fue mi culpa. –soltó una quejido de frustración–. HannSwan, tu hermano no sabe que ya estás conmigo.

—Pierdo mi tiempo al preguntar porqué, ¿cierto? –negué con ironía dándole la espalda.

—Responderé tus preguntas.

—¿Por qué mi hermano no lo sabe?

—No he querido decirle. Hay muchas cosas que me dejan intranquilo en todo esto. –di la vuelta y lo miré, estaba cruzando de brazos recargado en su auto–. Además, ¿cómo le explico que has perdido los documentos?

Nos encontrábamos en la nada, no había mucho cerca, sólo un paisaje de las luces de la cuidad y quizá cerca un bar, aún no diferencio bien el sitio.

—¿Qué documentos eran?, ¿eran importantes? –me acerqué–. Lo dudo mucho, lo que estaba dentro de mi chaqueta, era pesado pero no se sentía como algún papel.

—GD es un hijo de perra. –volteó y golpeó el cofre del auto quedando de espalda a mí–. Lo sabía. Maldita sea, lo sabía.

—Quiero entender tus sentimientos de rabia. Explícame ahora mismo. –sentí mi carácter volver a mí.

No debo perderme.

—Tu hermano parece querer ayudarte pero también parece querer entregarte. –me miró apenas sin voltear totalmente–. Esos documentos eran la prueba de tu inocencia y...