REFLEJO ➳ Kim Taehyung

• PARTE 044 •

Mientras más transcurría la noche, el panorama cambiaba, las mesas que hace un par de horas estaban llenas de personas sonrientes, personas serias, personas negociando se desocupaban paulatinamente.

–¿Qué opinas? –dijo mi padre terminando su cena.

–¿Sobre qué? –fingía demencia.
–Sabes bien a lo que me refiero, lo he dicho antes. –afirmó seriamente.

–Es una locura, por donde quiera que lo analices. –respondí–. ¿Qué es lo que ocurrió en Brasil?

–Quise adoptar un niño o niña. –sonrió–. Y tomé la decisión de iniciar este proyecto familiar.

–Las dos ideas son descabelladas.

–Te ofrezco lo que más quieras por tu colaboración. 

–No tengo la edad suficiente para tomar esos riesgos, –expliqué–. Considera buscar a alguien profesional para que colabore contigo.

–No necesito a nadie más que a ti, eres muy inteligente.

Le escuché decir algunos otros elogios, estoy segura que asume que soy lo suficientemente ingenua para dejarme envolver en eso. No es estúpido, sabe que por ser su hija es menos probable que lo traicione y por ser menor soy fácil de manipular pero, tiene razón en algo; soy muy inteligente.

–¿Qué es ese nuevo proyecto?, ¿en qué consiste? Como digas algo de lo que temo… –amenacé con levantarme de la silla.

–Quiero crear el sitio más grande de apuestas, quiero crear un casino aquí. –respondió sin una pizca de vergüenza–. El hecho de ser ilegal aquí lo hará mucho más atractivo.

Vaya…

–¿Qué tienes en mente? –respondí al fin.

–Te he dicho el plan…

–Me refiero a qué me darás de yo aceptar. –le interrumpí.

–Independencia económica tanto como emocionalmente. –respondió–. De ser posible podrás tratarme como un socio de negocios.

Interesante.

–Quiero más.

–¿Qué exactamente?

–Deseo saber todo sobre todos tus negocios, el dinero, todas las propiedades privadas aquí tanto como en el extranjero. –exigí cual recital sin despegar nuestras miradas–. Quiero el mismo control sobre todo como tú.

–¿Eh? –dijo recargando su cuerpo en la silla–. Que petición tan ambiciosa.

–Es lo justo.

–¿Por qué demasiado?

–Recapitulemos, tu plan es meterme al negocio porque solamente yo puedo hacerlo, ¿no? –levanté una ceja–. Sin embargo no veo mayor participación tuya que darme acceso a los vienes para así hacer los movimientos.

Lo vi quedarse en silencio antes de beber un poco a su copa de vino.

–Bien. –respondió solamente–. Explícame qué es lo primero por hacer.

–Necesito identidades, historias de vida que respalden la existencia de las mismas. –expliqué–. Necesito cuatro.

–Bien, arreglaré eso ya mismo pero, las historias las diseñas tú. –sonrió.

–Listo.

–¿Hay algo más que necesites?

–Mucho.

Por un momento en mi vida he olvidado todo a mi alrededor, tengo sed, tengo hambre de empezar esto; siento adrenalina con el sólo hecho de estar aquí, esto es energizante.