REFLEJO ➳ Kim Taehyung

• PARTE 086 •

No sabía lo mucho que necesitaba a mi hermano hasta que amanecer en esta cama sola me hizo anhelar haber sido despertada por él. Daría todo lo que tengo que es mi vida por regresar tan sólo un día al pasado y revivir uno de aquellos momentos donde tocaba mi puerta para despertar e ir al colegio, luego conversar con él en el automóvil, ser perseguida para que terminara mis vegetales... Escuchar sus constantes interrogantes sobre mi día o asuntos personales, quiero escucharlo llamarme por mi nombre para ir a dormir a su lado.

Quiero a mi hermano, lo quiero de vuelta tan solo por un día.

Abrí las cortinas de mi ventana y pasé mis manos por mi cara dejando así al descubierto mi rostro y cuello para recibir el viento de este gris día. Siendo víctima de la nostalgia corrí hacia la habitación siguiente buscando encontrarme con mi hermano dormido, como cada amanecer donde yo le despertaba solamente porque quería desayunar con él.

Nadie. Ya no hay nadie.

—Hannie... –una voz me habló bajo por la espalda.

—No está. –susurré examinando la habitación con la mirada apenas.

Un balbuceo me distrajo de aquel trance en el que me sumergía. No demoré demasiado en girar la cabeza y toparme con Taehyung quien tenía entre los brazos a Yong.

—Ven aquí. –caminé sosteniendo entre mis brazos nuevamente al niño–. Gracias por traerlo hasta acá, Tae.

—Somos tu familia, Hann.

Familia...

No mencioné más, solamente dediqué una sonrisa que fue correspondida y ambos caminamos hacia mí habitación nuevamente.

—Después de todo lo ocurrido hoy... –coloqué al niño sobre la cama destendida y enseguida Tae se sentó a su lado–. Debo alistarme para arreglar todo con las autoridades. Me es sorprendente que aún no estén aquí tras lo ocurrido hace un rato.

—Te preparé la bañera para que puedas relajarte, también te preparé ropa... Supongo que no tienes cabeza para ello. –soltó.

—¿En qué momento?

—SeokJin dijo que estabas por despertar, te dio un sedante... –susurró–. Fue muy duro para todos verte en crisis.

—Ni siquiera lo recuerdo. –dije seca–. Pero... Si fue un sedante, de Jinnie... –enarqué una ceja–. ¿Cuánto tiempo llevo durmiendo?

—Tres días.

Dios, no.

—¿Taemin?, ¿cómo está su herida?, ¿la policía no ha venido a buscarme?, ¿qué ha pasado con todo?, ¿el funeral? –cuestionaba cada pregunta con más frenesí que la anterior.

—Respira, Hannie. –dijo Tae mientras de levantaba hacia mí sosteniendome de los hombros–. No te exaltes.

—Taehyung, no puedo desatender como si nada algo que yo misma provoqué. –clavé mi mirada en la suya.

—Te acompañaré a la bañera y te daré todas las respuestas que pueda ofrecerte a tus interminables interrogantes. –intentó sonreír.

—No he hecho ninguna pregunta hoy.

—Lo harás. –dijo–. Además, tenemos una plática pendiente, señora Kim. –elevó una ceja en forma de reproche.

—Bien. Viene Yong también.

Caminamos juntos hacia el cuarto de baño que se encontraba en la habitación principal de la casa. La de mi hermano, la única con Jacuzzi.

Después de unos minutos de silencio para nada incómodo, es más; podría jurar que es el silencio más relajante que he tenido en años... O al menos de lo que recuerdo.