REFLEJO ➳ Kim Taehyung

• PARTE 041 •

No estaba completamente segura de que era una buena idea, un buen lugar, un buen día, no estaba segura de que fuera la mejor idea pero si la única manera de asegurarnos.

Nos miramos unos segundos más y se acercó a mi rostro nuevamente, uniendo nuestros labios en un beso con un poco de brusquedad. No me sorprendió en lo absoluto que me abrazara, ciertamente también tenía ganas de seguir el contacto con él, no encontré palabras para describir lo que sentía, era nuevo y extraño.

Sentí que avanzó unos pasos antes de dejarse caer sobre mí haciéndonos chocar con el colchón. Sus manos tocaban con brusquedad mi cuerpo y me quedé quieta un momento, tenía los pensamientos revueltos, sentía algo que me hacía no estar con los pies sobre la tierra pero una parte de mí estaba asustada.

–Siento interrumpir. –una voz fuerte hizo que nos separáramos–. Pero el señor Kwon está abajo preguntando por su hija.

Me quité de encima al castaño y quedé de pie mirando al rubio que estaba recargado sobre el marco de la puerta. Siento mi corazón latir tan fuerte.

–Jimin. –dije.

–Venia solamente por Jungkook para ir a casa juntos, el señor Kwon se ve molesto. –lo vi tambalear al despegarse de la puerta.

Oh, está ebrio.

–Vayamos a casas Kookie. –me jaló del brazo.

–Espera, yo no soy él. Soy Hann.

–Tengo sueño. –se dejó caer sobre la cama a un lado de donde estaba Jungkook sentado mirando al suelo, sin decir nada al respecto.

Mejor.

–Quédense aquí, ¿sí? Voy a ver a papá.

–¿Estarás bien si vas sola? –preguntó el castaño quien poco a poco se incorporaba.

–Sí.

–No puedo dejar ir sola con ese monstruo. –soltó.

–Estaré, bien.

Salí casi corriendo cerrando la puerta a mis espaldas, me quería encontrar con lo que sea que viera ya.
En la sala solamente estaba mi hermano sentado frente al hombre mayor.

–¿Interrumpí tus sueños, hija? –el hombre se puso de pie dándome un ligero abrazo.

–¿A qué se debe tu llegada tan pronto? –correspondí el abrazo mirando a mi hermano.

–Estaré aquí solamente unos días, volveré a Brasil. –contestó–. ¿Dónde está su madre?

Mi hermano y yo nos miramos.

–Se fue con mi tía a un crucero, padre. –mi hermano mintió.

–Mala suerte, –se sentó en su sofá y cruzó sus piernas encendiendo su puro–. En mi viaje vi unos niños maravillosos.

¿Qué?

–¿Niños? –mi hermano preguntó.

–Es así, quiero ser padre nuevamente. –sonrió natural.

–¿No son ustedes dos lo suficientemente grandes como para embarazarse? –me quedé de pie frente al hombre.

–La adopción es la opción. –dijo el mayor.

–Bueno, nos alegra tenerte aquí, Hann y yo debemos dormir porque tiene un festival de lectura mañana. –mi hermano mintió.

–Me quedaré en el hotel de siempre. –también se puso de pie mientras uno de sus guardaespaldas ponía su saco sobre él–. Esperaré a un cliente para una reunión.