REFLEJO ➳ Kim Taehyung

• PARTE 056 •

Ahora entiendo porque este sitio es el lugar favorito en el mundo de Taehyung, es demasiado bello.

–Podemos entrar ya. –en cuanto le escuché tomó mi mano–. Estoy entusiasmado.

–Me gusta escuchar eso, porque tienes que disfrutar tu cumpleaños. –entrelacé mi brazo al suyo–. ¿Recuerdas el anterior?

–Me gustó mucho aquella salida a la feria de comida americana, esas hamburguesas son muy buenas.

–No puedo creer que comiera tantas.

–Yo no puedo creer que mi primer cumpleaños que pasamos juntos lo celebramos todos juntos, incluso tu amigo el pálido. –hizo un puchero–. Lo odio, Hann.

–Ya pedí disculpas por eso. –reí–. Intentaba que se llevaran bien. –levanté mi codo dando un golpe en su costilla–. No siempre pueden estar discutiendo, ¿o sí?

–Jamás nos llevaremos bien, es imposible y ridículo. –rodó los ojos–. Que tú seas su amiga solamente y pases demasiado tiempo con él hace que me duela aquí. –señaló su pecho con la mano libre.

Oh, jamás había dicho algo así, creo que es momento de hablar, de comunicarnos. Quizá sea una buena idea confiar un poco más en Tae, no creo que haga algo más.

–¿Te agrada mi padre? –pregunté en voz baja.

Poco a poco.

–Es tu papá y lo respeto pero, no lo conozco. –respondió encogiendo los hombros–. Supongo que me agrada porque no se opone a nuestra relación como lo hizo con la tuya con… Con el ahora amigo tuyo, el cual no parece tener otra cosa qué hacer. –soltó mi brazo y guardó ambas manos en los bolsillos de su abrigo.

Vaya…

–¿Cómo sabes que no tiene nada qué hacer?

–Lleva una vida de “trive”, parece que abandonó la universidad… No piensa en su futuro. –suspiró–. Lo peor de todo es que arrastra a mi novia a lo mismo.

“No piensa en su futuro”, las mismas palabras que escuché hace unos días de labios de Jungkook. Claro que pensamos en el futuro.

–¿Por qué crees que no piensa en su futuro?

–Oh vamos, Hannie –parecía divertido–. Su familia parece estar en decadencia, la señora Min enfermó y el señor ha tenido problemas financieros con una inversión que hizo en una aerolínea.

¿Suga no mencionó eso o sí?

–No me dijo nada, ¿ha perdido mucho?

–Bastante, a pesar de que lo odio, no me alegra su desgracia. –nos detuvimos a medio camino a mirar el panorama, al parecer nadie más estaba cerca–. Mis papás le ofrecieron un préstamo, igual los Jung pero, no aceptó.

¿En donde he tenido la mente para no notarlo?

–Debería ofrecer mi ayuda, Taehyung.

–Lo quieres mucho, ¿cierto? –volteó y tomó mi mano nuevamente–. Pero, él no merece ayuda. –hizo una pausa–. Estaba ausente viajando cuando se hizo esa negociación, el señor Min intentó inyectar millones a ese proyecto en la fábrica refresquera. Necesitaba de su hijo a su lado. –hizo una mueca–. Hizo un mal movimiento con el resto del dinero que está en la bolsa, desgraciadamente invirtió el resto de la fortuna Min y lo perdió.

–Eso es tr…

–¿Triste?, sí. –dijo serio–. Era de las mejores familias de Daegu.

¿Qué…?

–Entonces… ¿ahora su estabilidad está en manos de quien quiera que esté al frente de esa fábrica donde invirtió?


Le escuchaba hablar y de lo único que estoy segura es que si la familia Min está en problemas es porque yo he absorbido todo el tiempo a Suga, siempre ha dicho sí y el sueldo que puede tener conmigo no se compara en lo más mínimo a lo que está perdiendo.

Debo ayudarlo.


–Esta es de mis vistas favoritas en todo el mundo, que tiene a su alrededor le hace ver aún más maravilloso. –el castaño enfocaba su cámara fotográfica, buscando una posición para comenzar–. Estoy disfrutando mucho estar aquí.
Me limité a no decir nada, solo a disfrutar la vista, tratar de dejar en Seúl todos mis problemas. De vez en cuando se acercaba a abrazarme y terminábamos compartiendo unos cuantos besos, durante horas.

–Tengo algo para ti. –decía mientras guardaba nuevamente la cámara en mi bolso.

–¿Sí? Es tu cumpleaños, cariño. –reí–. Debo ser yo quien te de un obsequio a ti.

–Ya me has dado unos y esto. –sonrió–. Cierra los ojos.

–Taehyung… ¿está bien que me des algo en tu cumpleaños?

–Ciérralos. –le vi hacer un puchero.

–Bien, bien. 

Le obedecí sintiendo su presencia a mis espaldas, parecía hacer un esfuerzo con sus manos para ¿abrir algo?

–Dijiste que te gustaban los cerezos. –dijo–. Aún no abras los ojos.

Sentí un aroma delicioso que venía de sus manos frente a mí, huele a cerezo, un aroma orgánico.

–Ahora, abre los ojos poco a poco, verás algo hermoso. –dijo en tono entusiasmado.

Volví a obedecer sus indicaciones… ¿un espejo?

–¿Yo? –reí levemente.

–Exactamente, tú eres lo más bonito de todo este hermoso paisaje. –se colocó frente a mí–. Eres el reflejo de lo que cualquier pobre soñador tendría en mente cuando le hablan de perfección.