• PARTE 059 •

436 45 3
                                        


Taehyung dijo que no volveríamos al hotel junto a todos los invitados que casualmente se hospedaron ahí, sino que tenía una sorpresa.

–Falta poco, muy poco. –decía mientras me dirigía la mirada dentro del automóvil donde íbamos.

–Fue muy amable lo que dijiste en la ceremonia.

–¿Mis votos de amor? –sonrió.
–Eso fue lo mejor que has dicho, que me has dicho, cariño.

–Te refieres a mis intenciones con tu amiguito, amor. –volteó la vista a la ventana–. Después de todo te importa, ¿no?

–Es una de mis personas favoritas, sí. –sonreí entusiasmada al ver el taxi detenerse.

–Parece que hemos llegado, debes cerrar los ojos, Hannie. –sostuvo mi mano mientras abría una de las puertas–. Si miras me molestaré.

–Hecho.

Obedecí su indicación y seguí mi paso al compás del suyo, subiendo escalones, percibiendo el aroma de naturaleza, escuchando a algunos animales nocturnos.

Me gustaba esta sensación.

–Puedes abrirlos. –colocó su brazo sobre mi hombro nuevamente y con su mano libre agito frente a mí unas llaves.

Había frente a nosotros una pequeña casa de tan solo dos plantas, color blanco que parecía ser adornada con flores y plantas hermosas. A un lado de nosotros había dos árboles que cubrían las ventanas de la segunda planta hermosos arboles que dejaban caer sus hojas frente a la ventana principal del primer piso.

Bastante modesta, perfecta.

–¿Es de nosotros? –intenté preguntar tratando de contener esta gran sonrisa–. Es perfecta.

–Es un regalo de mi familia… Yo escogí el sitio.

–Esto es tan repentino… Es como si lo hubieses tenido malévolamente planeado. –acusé dando pasos al frente–. Pero, quiero entrar.

Era un sitio espacioso, muebles blancos y grandes ventanas que dejan una agradable vista al jardín, escaleras con barandal de madera. Una casa demasiado tranquila.

–Necesito buscar algo, toma asiento, por favor. –el castaño soltó mi mano antes de desaparecer por algún pasillo de la casa.

–De acuerdo. –acepté sonriente.

Hice caso omiso y me senté en el primer sofá cerca de la puerta, tratando de acomodar mi vestido, aunque fue modesto, me es estorboso. Ahora quisiera deshacerme de estos tacones que parecen querer estrangularme los pies, al igual que este peinado innecesario que Jimin insistió en hacer.

–Eso lo haré yo. –llegó a mí Tae después de unos minutos con un recipiente con agua caliente y uno vacío–. Luces muy cansada, Hannie, déjame hacerlo.

–¿En serio? –pregunté apartando mis manos del broche de mis tacones que ahora él quitaba–. También debes estar cansado.

–Jamás estaré cansado para compartir un momento de intimidad con mi esposa. –terminaba de quitar mis zapatos en cuanto me miró a los ojos–. Estoy sumamente feliz.

–¿Sabes Taehyung?

–¿Sí? –respondió el chico sentado sobre la mesa de centro dando un masaje a ambos pies–. Lo único que sé es lo mucho que te amo…  

–Estos tres años contigo fueron fabulosos, creo que jamás tuvimos momentos como los que hemos pasado aquí. Lejos de todos.

–También creo que es maravillo, cariño.

REFLEJO ➳ Kim TaehyungWhere stories live. Discover now