• PARTE 120 •

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Me siguió en silencio hasta que cruzamos la puerta de la gran cocina, vacía pero linda.

—No me gustó lo que escuché decir a Yong. –soltó Taehyung en cuanto entramos a la cocina.

—¿Crees que a mí sí? –pregunté en respuesta–. No puedo creer que hayas tenido bajo tu techo a esa perra.

—No era consiente de lo que ocurría, Hann, estaba trabajando mucho. –decía.

—Primero debió estar tu hijo en lugar del trabajo, ¿qué diablos pensabas?

—Que oportuno que digas eso…

Estúpido.

—No se trata de lo que yo haya hecho… No era consiente de lo que hacía, ¿de acuerdo? Tú no tienes pretexto.

—No somos niños para buscar pretextos.

—Deja de tergiversar las cosas, Taehyung, maldita sea.

—Tú comenzaste a culparme.

—¡Porque tienes la culpa!, además, no se trataba de algo más importante que Yong.

—Sí crees que no me interesaba en él y yo decidía dejarlo a merced de Moon estas muy equivocada, Kwon.

—AH, ¿SI? –me exalté.

—Sí, y no me grites, por favor.

Por Dios.

—Entonces pretendes que me tome con tranquilidad el trauma muy notable de mi hijo, que no te señale cuando pudo haber crecido en un ambiente más saludable.

—No quieres hablar de eso, Hann, en serio lo quieres.

—Claro que quiero, Taehyung.

Rodeé la barra de la cocina y me quedé de pie frente a él con los brazos cruzados.

Estoy realmente muy furiosa.

—No puedes hablar de ambientes sano porque nuestra vida para nada ha sido un maldito ambiente sano, hemos estado rodeados de esto y si tenemos que culpar a alguien es a…

—PERFECTO, vienes a culparme a mí. –interrumpí.

—¡Cállate un momento!

—Es que, NaHaeun no está así de asustada, no ha vivido un infierno a pesar de ser hija nuestra.

—Claramente porque no estuvo con nosotros… –masculló.

—Eres el más grande de los imbécil.

—¿QUÉ? –caminó hacia atrás llevando sus manos a su rostro–. No lo puedo creer.

—No finjas sorpresa, si pudieras escucharte entenderías lo idiota que suenas.

—Si Yong hubiese estado con otra persona, lejos de todo esto, no crecería así, no hubiera madurado de esta manera.

—Eres increíble, Kim Taehyung.

Solté con frustración y abrí bruscamente la puerta que llevaba al pasillo camino al jardín.
No puedo creer nada de esto.

—¿Por qué me dejas discutiendo solo, Hann?, ¿este problema no es de ambos acaso?

La voz gruesa de ese hombre tan incomprensible está detrás de mí siguiéndome hasta la piscina donde me senté en uno de los camastros para tomar el sol.

—No quiero explotar, es mejor que me dejes sola un momento.

Llevé mi brazo a cubrir mi rostro, no precisamente del sol, ya que estaba la puesta de sol sobre nosotros, sino de su contacto visual. No lo quiero ver.

REFLEJO ➳ Kim TaehyungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora