65| God, Bless Me.

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Estábamos a punto de llegar al hospital, los nervios y la tensión se sentían en el aire, tenía el corazón en la boca.

─Maldición, este será mi fin. ─exclamó uno de ellos─. Mi mujer acaba de dar a luz, tengo muchas deudas, si pierdo este empleo quedaré en la puta calle. ─siguió.

Lo observé por unos instantes.

─Yo ya tengo varias advertencias, si la cago de nuevo me van a botar del maldito hospital. ─dijo otro.

De repente todos comenzaron a gritar mientras se paniqueaban y se movían de un lado a otro buscando qué hacer. 

─Una reclusa con sobredosis y otra con múltiples heridas en el cuerpo. ─mencioné─. Eso es lo que dirán en el informe. ─terminé.

─¿Acaso estás loca? ─gruñó furioso uno de ellos.

─¿Entonces prefieres que te boten a la calle, hijo de puta? ─fruncí el ceño.

Se quedaron en silencio mientras se observaban a los rostros.

─Pueden decir en el informe que el aborto se dio a causa de la sobredosis, existen muchas formas de ingresar cualquier tipo de drogas a la cárcel. ─les expliqué─. Sólo deben hacer lo que les digo, nadie hará preguntas al respecto. ─terminé.

Se me erizó la piel, los nervios me tenían a punto de darme un infarto.

─Así ustedes no perderán sus trabajos y aquí simplemente no ha pasado nada. ─adjunté─. Será un secreto entre todos, nadie pierde y todos nos vamos felices a casa. ─dije intentando manipularlos.

La ambulancia se detuvo y todos nos quedamos en silencio. 

De repente se abrieron las puertas y varios médicos aparecieron de repente para proceder a bajar las camillas, entre todos ellos el primer rostro que logré visualizar con claridad fue el de Margaret, su mirada era tan fría que me estremecí por un instantes.

─Informes, por favor. ─procedió a decir uno de los médicos  exigiendo información sobre lo que estaba pasando.

Los paramédicos se quedaron en silencio mientras se observaban los rostros.

─¡Informes! ─repitió el sujeto una vez que lograron bajar a Amaia de la ambulancia con mucha rapidez. 

─Paciente número uno. ─hicieron referencia a Amaia─. Sobredosis con sustancia desconocida y síntomas de posible aborto involuntario. ─tomó aire─. Y paciente número dos, múltiples lesiones y posibles rupturas en el brazo izquierdo. ─terminó.

─¡¿Por qué tienen el torso desnudo?! ─exclamó Margaret.

─Sus pantalones estaban cubiertos de sangre. ─respondió uno de ellos con temor.

Pude verla colocar los ojos en blanco y negar con la cabeza.

Los doctores procedieron a bajar mi camilla de la ambulancia. 

Suspiré aliviada y el peso en mis hombros se desvaneció.

─Tranquila, todo estará bien. ─mencionó Margaret simulando que no me conocía mientras empujaba la camilla al interior de las instalaciones.

Al ingresar al edificio del hospital y me llevaban de un lado a otro a toda velocidad sólo podía intentar concentrarme en recordar los pasillos de memoria, así sería más fácil escapar. 

Mi respiración estaba agitada, como si hubiese corrido por todo el camino.

─¡Enfermera, tenemos dos reclusas, una con sobredosis y otra con múltiples lesiones en el cuerpo y brazo! ─escuché la voz de Margaret a todo pulmón.

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