30| La Carta Ilícita.

861 88 31
                                    

Mi corazón iba a mil, ver a Zyad frente a mis ojos luego de tantos años me tenía erizada la piel. 

Se había convertido en todo un hombre, se veía más seguro de sí mismo, más responsable y sobre todo con los pies puestos firmemente sobre la tierra. 

─¿Cómo está la tía Karim? ─pregunté haciendo referencia a su madre. 

─Ha tenido uno que otro problema con la policía del territorio árabe. ─hizo una pausa─. Pero podría afirmar que está bastante bien. ─añadió. 

Sonreí. 

─¿Sigues soltero? ─demandé saber. 

─Las relaciones serias no son lo mío, jamás lo serán. ─respondió. 

─Aún recuerdo a las chicas que iban a buscarte a casa mientras que tú estabas en alguna habitación de hotel follando con otra. ─reí. 

─¿Tú estás con alguien? ─preguntó─. He visto algunas fotos tuyas recientemente junto a Cara, ¿Siguen saliendo? ─añadió.

Negué con la cabeza

─Lo nuestro terminó hace un tiempo. ─tomé aire─. Ahora estoy saliendo con una reclusa de esta prisión. ─agregué.

Pude verlo abrir los ojos como platos. 

─¿Qué? ─frunció el ceño─. ¿Estás loca? ─siguió.

─¿Qué sucede? ─pregunté.

─¿Cómo se llama esa chica de la que hablas? ─demandó saber.

Tomé aire.

─Victoria Rodríguez, es mitad hispana pero nació aquí, en Estados Unidos. ─contesté. 

─¿Rodríguez? ─se exaltó un poco. 

Debí imaginar que reaccionaría de esa forma. 

─Los oficiales dicen que esa mujer es una hija de puta. ─se explicó. 

Asentí.

─Lo sé, es un poco ruda. ─me detuve─. Pero me gusta tal cual es. ─terminé. 

─Deberías alejarte de esa mujer, puede meterte en muchos problemas. ─sugirió.

─En realidad me ha salvado de muchos, no es Teresa de Calcuta pero creo que podré sobrellevar lo nuestro. ─contesté.

─Es un cuchillo de doble filo, ¿Lo sabes, verdad? ─entrecerró los ojos. 

─Ya no soy una niña, estoy bastante grandecita como para saber con quién follar y con quién no. ─resoplé con las manos en la cintura. 

Pude verlo suspirar con frustración. 

─Aunque me gustaría debatir un poco más sobre tu relación con esa chica temo decirte que no he venido para eso. ─dijo mientras se tiraba sobre el sofá. 

─Ya lo sé, creí que debería manipularte para que me lo dijeras pero sin embargo debo agradecerte por facilitarme el trabajo. ─respondí. 

─¿Ya rompiste el paquete que te envió la tía Adalia? ─demandó saber. 

─¿Cómo sabes sobre eso? ─fruncí el ceño. 

─Creo que necesitas abrirlo para que luego pueda darte explicaciones. ─contestó. 

Suspiré con fuerza. 

─Está justo allí. ─señalé el lugar. 

Zyad se puso de pies y procedió a tomarlo para luego ponerlo sobre la mesa frente a mi. 

INOCENTE © » 1M8.Where stories live. Discover now