Llegamos hasta un terreno despejado y a la distancia pude ver una avioneta parqueada lista para despegar.
─El helicóptero tardaría mucho en llegar a Nueva York así que conseguí esta joyita. ─mencionó mi padre señalando en dirección al pájaro metálico.
Tensioné la mandíbula.
Jerome se acercó tanto como pudo a la zona y finalmente detuvo la camioneta.
─Es hora, deben irse. ─siguió el pelirrojo.
Sin decir más procedimos a bajar del automóvil.
Amaia me entregó mi arma y procedimos a caminar rumbo a la avioneta.
Mi padre se encargó de bajar la maleta con el dinero que había guardado en la cajuela.
─¡Vamos, suban! ─ordenó Jerome abriendo la puerta de la aeronave.
La castaña se trepó de inmediato pero yo me quedé a un lado esperando para despedirme del gran Javier Carrington.
Noté que la nave tenía por nombre Sky Rojo.
Unos segundos más tarde apareció papá subiendo la maleta y colocándola en uno de los asientos.
─Estos billetes ya están limpios. ─se detuvo mientras abría el bolso y me enseñaba el contenido en su interior.
Tragué saliva con fuerza.
─De acuerdo. ─contesté.
─Es hora de que se vayan. ─continuó el pelirrojo.
Asentí.
─Zyad ya tiene los pasaportes y demás documentos listos. ─se detuvo─. Ya rastreamos el bebé de Amaia, nos encargaremos de que pueda reunirse con ustedes lo más pronto posible. ─añadió.
─Gracias Javier. ─mencionó la castaña─. Ave María, de verdad que muchas gracias. ─continuó mientras se acercaba a él, tomaba su mano y dejaba un corto beso sobre ella.
─Haría lo que fuera por mi hija. ─respondió el sujeto tras separarse de su agarre.
Pude verlo girar su vista en dirección a mi y observarme fijamente.
─El convoy las estará esperando cuando aterricen en Nueva Jersey. ─se detuvo─. Les entregarán armas y ropa nueva para Victoria, no puede ir por la calle con el uniforme de la prisión. ─continuó.
Tomé aire con fuerza por la nariz y lo dejé escapar suavemente a través de mis labios.
─Gracias papá. ─mencioné.
Sin decir más me acerqué a él y rodeé su cuerpo con mi brazo disponible.
El sujeto me correspondió y me envolvió con sus brazos de la cintura.
─Te amo Olivia. ─contestó el sujeto─. Lamento haber estado ausente durante los mejores años de tu vida. ─añadió.
Me quedé en silencio escuchando sus palabras.
─Espero que en algún punto puedas perdonarme por completo. ─terminó.
Un nudo se formó en mi garganta.
Pude sentir su respiración agitarse de repente.
─Yo siempre quise ser padre. ─tomó una pausa─. Pero nunca imaginé que sería uno de los malos. ─adjuntó mientras rompía en llanto.
Mis mejillas se ruborizaron.
─Papá...─musité alejándome de él para observarlo directo a los ojos─. Estaré agradecida eternamente contigo por haberme dado la vida. ─me detuve─. Pero me manipulaste para hacerme volver a ese asqueroso asunto de las drogas. ─adjunté.
─Olivia, una vez que aceptas traficar no hay vuelta atrás. ─respondió el hombre en su defensa.
─Lo sé, pero sabías que estaba intentando comenzar de cero y aún así lo arruinaste de nuevo. ─tomé aire─. Y nunca te perdonaré por hacerme esto. ─añadí.
El hombre tensionó la mandíbula y se sopló la nariz.
─Mamá siempre fue una mujer egoísta, narcisista, manipuladora y egocéntrica. ─me detuve─. Creo que ahora entiendo por qué se amaron tanto, es porque ambos siempre han sido el uno para el otro. ─seguí.
─No hables así de tu madre, ella es una santa. ─la defendió.
─¿Supiste que tuvo una hija con otro hombre? ─resoplé mientras lo observaba con seriedad.
Papá abrió los ojos como platos.
─¿Qué? ─musitó.
─Y se la dio a Margaret para que la criara. ─tomé aire─. Pero le agradezco al cielo que esa niña no tuvo que crecer con esa mujer porque sólo Dios sabe qué sería de esa pobre criatura. ─adjunté.
─¿Tu madre tuvo otro bebé? ─repitió el sujeto.
Fue como si de repente su mente hubiera sido desconectada de la realidad.
─Ya no es un bebé, es una adolescente. ─le aclaré.
─Olivia...─lo interrumpí.
─Mamá y tu son mi constante motivación para recordar cada mañana que no debo tener hijos. ─me detuve─. No quiero averiguar qué tan hija de puta sería si fuera madre. ─añadí.
Sus ojos comenzaron a inundarse en lágrimas.
─Buena suerte con tu vida porque a partir de hoy nuestra única relación será para hablar de negocios. ─solté de golpe.
Sin decir más procedí a subir a la avioneta.
─Adiós. ─fue lo último que dije para finalmente cerrar la puerta de la aeronave.
Amaia me observaba en completo silencio.
─¿Todo listo? ─demandó saber el piloto mientras nos observaba por el rabillo del ojo.
─Nueva Jersey nos espera. ─respondí.
Luego de unos segundos pude ver al hombre mover un par de palancas y oprimir algunos botones.
Mi padre me observaba desde afuera y en cuanto se percató de que estábamos a punto de despegar corrió en reversa para tomar distancia.
De la nada pude sentir cómo la avioneta comenzaba a moverse y a tomar vuelo.
Le eché un último vistazo a papá el cual me lanzó un beso con los ojos llorosos y finalmente hizo un ademán despidiéndose de mi.
Tensioné la mandíbula y lo ignoré por completo.
Ahora simplemente tenía cabeza para pensar en una sola cosa: Victoria.
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Hola bebés, saludos, espero que estén bien.
Esta noche publicaré la segunda parte del capítulo, espero que les esté gustando el curso que va tomando la novela.
JE LEEST
INOCENTE © » 1M8.
Romantiek❝Luego de ser sentenciada a cinco años de prisión por colaboración al narcotráfico, Olivia Carrington, una influyente y reconocida dama de los suburbios es enviada a un centro penitenciario de mínima seguridad a las afueras de Nueva York. Tras estar...