12| Error.

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Nos dieron la orden de tirarnos al suelo así que todas nos encontrábamos de pecho contra el piso con las manos detrás de la nuca y en total silencio.

─¡¿De quién es este maldito bisturí?! ─gritaba uno de los oficiales mientras levantaba la hojilla tirada a mi costado.

Victoria se encontraba acostada junto a mi, ambas nos mirábamos sin emitir siquiera un sonido.

─¡Respondan! ─gritó nuevamente el guardia luego de azotar su macana contra la mesa.

─Es de Medusa. ─comentó una de las oficiales─. Ayer estuvo en enfermería, es obvio que lo tomó de allí. ─agregó.

Inmediatamente sentí la sangre acumulándose en el lóbulo de mis orejas.

─Vaya, es tu segundo día aquí y ya estás causando problemas, reclusa. ─contestó el sujeto mientras me daba una leve punteada en las costillas con su bota.

Sabía que no iban a creer la versión de lo que realmente ocurrió.

─Medusa estaba limpia, la revisé cuando salimos de la habitación. ─habló esta vez el sujeto alto y fornido que llevaba el rifle─. Pero a lo mejor olvide chequear su culo un poco más a fondo.

─Sólo habían dos personas anoche en enfermería. ─era obvio que se referían a Victoria, su mala reputación se había encargado de volverla automáticamente responsable aunque los oficiales no tuviesen ninguna prueba en su contra.

La pelinegra no me apartaba la mirada de encima, sus ojos cristalizados por el alcohol se habían tornado oscuros, ambas sabíamos lo que ocurriría ahora.

Era ella o yo.

─Bien, estoy de buen humor así que sólo será una semana en aislamiento para la culpable. ─dijo el grandulón.

Podía simplemente decir que fué Skyler pero todos sabemos lo que ocurre con los sapos en prisión.

─Vengo saliendo de tres meses en aislamiento, una semana más no me hará daño. ─escuché musitar a Victoria lo más suave posible, sus palabras fueron casi que imperceptibles para mi oído─. Terminemos con esto de una vez. ─agregó.

Pude verla suspirar mientras me apartaba la mirada.

─No, no lo hagas. ─le susurré sutilmente.

─Oficial. ─habló Vicky en voz alta.

Ella estaba a punto de asumir la culpa para salvar mi trasero y aunque eso era algo muy dulce de su parte no estaba dispuesta a permitirlo.

Sabía que estaba a punto de cometer un error pero en el fondo tenía muy claro que realmente era lo correcto.

─¡Es mío! ─grité antes de que la pelinegra abriera la boca nuevamente.

La mujer me miró rápidamente y su reacción fue icónica, estaba estupefacta.

─Muy bien, entonces vámonos, te espera una larga noche en una celda privada. ─habló uno de los guardias mientras me tomaba del brazo y con una fuerza impresionante me levantaba del suelo.

Victoria me observaba desde abajo en completo silencio, sus ojos brillaban de admiración.

─Pueden irse a sus celdas, reclusas. ─ordenó la oficial.

***

Antes de subir a la camioneta que me llevaría al centro de máxima seguridad tenia que hacer una parada por la oficina de mi 'consejero' ya que al ser nueva en prisión querían que supiera cómo funcionaba todo dentro de la cárcel.

INOCENTE © » 1M8.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora