41| ¿Dios?

599 74 12
                                    

Experimentaba un zumbido en los oídos, sentía que el mundo había dejado de girar por un momento.

Yo estaba tirada en el suelo mientras que mi cuerpo expulsaba varios litros de sangre cada segundo.

El dolor se había detenido por un instante pero aún así no podía moverme, estaba petrificada, quizás por el miedo y el asombro de terminar de recibir varias puñaladas. 

─¡Muevanse! ─podía escuchar a Roxanne gritarle a las chicas mientras las arrinconaba amenazandolas con el cuchillo. 

A estas alturas el 'arma' de Jane no serviría para nada, habíamos perdido la batalla. 

Me sentía como si estuviese bajo los efectos de la hierba, sin embargo sabía perfectamente que era mi cerebro enviando una alerta roja notificando la falta de oxígeno debido a la pérdida de sangre.

Estaba desorientada y temblaba de frío. 

─¡Olivia, por favor, resiste! ─la voz de Victoria daba vueltas en mi cabeza.

Intenté tomar aire con fuerza y tratar regresar mi mente a la realidad.

Giré suavemente mi cabeza y enfoqué mi vista sobre las chicas, estaban en un rincón mientras que esa hija de puta les apuntaba con el cuchillo directo al rostro. 

─Debes hacerlo, no puedes morir ahora. ─escuché una voz angelical romper las masas de aire.

Centré mi atención en la persona que hablaba y abrí los ojos por completo al descubrir de quién se trataba. 

─¿Mamá? ─musité confundida. 

Negó con la cabeza.

─Estás alucinando, querida. ─respondió mientras se acercaba mi y me tomaba suavemente de la mano.

─Llévame a casa, por favor. ─le supliqué mientras sentía una lágrima escapar de mi ojo.

─Iremos a casa en un instante. ─se detuvo─. Pero primero debes acabar con esa perra de allí. ─agregó señalando a Roxanne.

─Tengo miedo, mamá. ─confesé con voz temblorosa. 

─Estás perdiendo mucha sangre, Olivia. ─dijo mientras observaba mis heridas─. Si no llegas al hospital pronto sabes lo que ocurrirá contigo. ─me explicó.

─¿Voy a morir? ─le cuestioné.

La pelirroja asintió. 

─No quiero morir. ─comencé a sollozar. 

─Has matado a más personas que la maldita peste negra en Europa. ─tomó aire─. Tú eres la verdadera pandemia, Olivia. ─añadió.

Me quedé en total silencio escuchando las palabras de una alucinación que había tomado forma de mi madre. 

─¿Qué pasa si jodes con la abeja reina? ─mencionó. 

Tomé aire con fuerza.

─Te asesinan. ─respondí. 

De inmediato y con una fuerza impresionante me deslicé a un lado de una de las mesas con plantas de verduras. 

No soy estúpida, tenía un puto plan B, siempre lo tengo. 

Deslicé mi mano por debajo de la madera y gracias al cielo allí estaba lo que buscaba. 

Mi maldita glock con el silenciador puesto. 

Me puse de rodillas y mientras me incorporaba procedí a sacar el seguro de la pistola.

Tenía el corazón a mil, la adrenalina invadía mi torrente sanguíneo nuevamente haciendo que el dolor se desvaneciera. 

INOCENTE © » 1M8.Where stories live. Discover now