24| Jackson.

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Mientras caminaba por los casi que infinitos pasillos del centro penitenciario pensé en hacer una breve parada para ver María.

A medida que avanzaba podía sentir las miradas de todas las reclusas puesta sobre mi. 

Era jodidamente incómodo, en especial cuando crucé por enfrente de las morenas, todas me observaron como si fuese un bicho raro o una maldita rata de laboratorio. 

─¡Hey! ─saludé a María con una dulce sonrisa luego de atravesar el umbral de su celda. 

─¿Me extrañaste? ─contestó.

Tenía varios moretones y el labio un poco inflamado. 

─¿Cómo te sientes? ─pregunté preocupada.

─Bueno, estoy bastante mejor. ─contestó. 

─Traje esto para ti. ─comenté mientras le extendía una pequeña bolsa con algunos dulces que recién había comprado en la despensa. 

─Oh, no era necesario, siempre eres tan linda. ─dijo mientras me recibía los caramelos.

─Sólo vine a ver cómo estabas, es bueno saber que aún sigues viva. ─reí. 

─¿Estás loca? ─respondió─. Victoria casi me revienta los putos dientes, no sé qué mierda está pasando entre ustedes dos pero jamás la había visto preocuparse por alguien, ni siquiera por Skyler. ─añadió.

Abrí los ojos como platos.

─Bueno, creo que debes saber algo. ─me detuve y le desvié la mirada.

─¿Qué ocurre? ─demandó saber.

─Es sobre ella. ─hice una pausa─. Sobre Vicky. ─agregué. 

María frunció el ceño. 

─¿Qué pasó? ─arrugó el entrecejo─. ¿Todo bien entre tú y ella? ─me cuestionó.

─Escucha, no te conozco muy bien pero creo que hay algo que mereces saber. ─expresé. 

─¿Te golpearon? ─preguntó mientras me examinaba los brazos, en especial las manos. 

─Esta mañana estábamos juntas en mi celda, me descuide un segundo y de repente la encontré encima de una chica. ─contesté.

─¿Qué? ─preguntó confundida─. ¿La pillaste follando? ─agregó.

Negué con la cabeza.

Creo que no me expliqué bien. 

─Estaba encima de la chica mientras le apretaba el cuello. ─aclaré─. Creo que la asfixió. ─seguí.

─Verga. ─dijo en español mientras me miraba atónita. 

─No sé quién era la chica, me fuí y cuando regresé ya no estaban ninguna de las dos. ─respondí evadiendo el tema de la bofetada.  

María estaba boquiabierta. 

─¿Viste su rostro? ─demandó saber. 

Negué con la cabeza.

─Estaba nerviosa, me paralice por completo y sólo enfoque mi mente en un tatuaje que tenía la chica en el brazo. ─contesté.

─¿Cómo era el tatuaje? ─preguntó exaltada. 

 ─Era una sirena con las tetas al aire. ─respondí.

María dió un brinco. 

─¡No! ─exclamó─. ¿Estás segura? ─me miró con los ojos bien abiertos. 

INOCENTE © » 1M8.Where stories live. Discover now