44| Infiltrada.

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Me faltaba el aire, mis manos estaban empapadas de sudor y mi corazón iba a la velocidad de la luz. 

─¿Me veo bien? ─me dirigí a Zyad una vez que me terminaba de colocar el uniforme y pude verlo entrar en la habitación, el pelinegro llevaba un bolso de marca en la mano. 

El traje pertenecía a la oficial Sandy Jiménez, por ende su apellido estaba bordado en la esquina superior de la camisa.

─Déjame ver por atrás. ─ordenó haciendo un círculo con su dedo en el aire.

Coloqué los ojos en blanco y sin tanto problema procedí a dar lentamente una vuelta completa.

─Perfecto. ─respondió.

─De acuerdo, ¿Tienes lo que te pedí? ─mencioné haciendo referencia a la pistola. 

Asintió.

─Aquí tienes. ─dijo mientras se llevaba la mano a la espalda y de la cintura de su pantalón sacaba un tipo de arma extraña.

─¿Qué mierda es esto? ─fruncí el ceño confundida mientras la tomaba entre mis manos.

─Es una ametralladora. ─contestó─. Y esto de aquí es el silenciador. ─señaló el tubo que estaba conectado a la boquilla.

Joder.

─Carajo. ─solté de golpe.

─En este bolso llevas varios cargadores y balas de sobra, debes usarlas con inteligencia. ─comentó mientras me extendía el bolso. 

─No sé cómo disparar. ─mencioné nerviosa.

─¡¿Qué?! ─vociferó molesto. ─¿Estás jodiendo conmigo? ─añadió.

Negué con la cabeza.

Pude verlo observar al cielo con frustración.

─¿Entonces por qué me pediste un arma? ─demandó saber.

─Por si acaso. ─respondí totalmente relajada.

─Joder, ¿Estás loca? ─se acercó a mi─. No hay nada más peligroso que una tonta con un arma. ─agregó.

Fruncí el ceño de inmediato.

─No soy buena con las armas pero tengo un par de puños que te dejarán viendo estrellas aunque aún no sea de noche. ─gruñí mientras meneaba mi puño cerrado en el aire.

Bufó.

─Tienes razón, lo siento, olvidé que eras pandillera. ─se llevó las manos a la cabeza─. Sólo debes hacer esto. ─dijo arrebatandome el arma de las manos. 

Coloqué mi total atención en él.

─Colocas el cargador, quitas el seguro, apuntas y jalas el gatillo. ─me explicó.

─¿Y si por accidente le disparo a alguien más? ─pregunté furiosa.

─Cuando estás en medio de un fuego cruzado el único culo que importa es el tuyo. ─tomó aire─. Intenta darles al pecho o directo a la cabeza. ─agregó para luego tomar la pistola, meterla al interior del bolso y finalmente extenderlo hacia mi.

─De acuerdo. ─lo tomé un poco nerviosa.

Lo miré fijamente esperando a que tuviese algo más por decir. 

─Vamos, siéntate un momento. ─señaló el mueble. 

Me quedé en silencio y sin peros procedí a obedecer su orden.

Pude verlo entrar al baño y luego regresar nuevamente con la caja de maquillajes de Olivia. 

─Oh no, eso sí que no. ─me negué de inmediato.

INOCENTE © » 1M8.Where stories live. Discover now