36| P*ssy.

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─¿Qué planeas hacer? ─demandó saber Vicky mientras se ponía de pies y se posaba frente a mi. 

─Ellos desean el dinero. ─suspiré─. Así que voy a entregarles lo que quieren. ─añadí.

─Pero tú padre dijo que podían usarlo en tu contra. ─argumentó. 

─Ya lo sé, Victoria. ─contesté.

Miré al cielo con frustración, la noche había caído en un abrir y cerrar de ojos. 

─Estoy jodidamente cansada. ─dije mientras me quitaba la camisa del uniforme. 

─Necesito que me expliques qué ocurre. ─exigió. 

Me quedé en silencio por un instante y luego procedí a fruncir el ceño. 

─No te debo ninguna explicación, Victoria. ─me burlé─. Son mis asuntos personales. ─agregué.

─Pensé que confiabas en mí. ─comentó.

─Y lo hago. ─le aclaré─. Pero mi vida privada no es de tú incumbencia. ─seguí.

La pelinegra me observó molesta. 

─Creo que lo mejor será que te vayas, no quiero discutir ahora. ─mencioné.

Sería nuestra primera pelea.

─No me iré a ninguna parte hasta que me des una puta explicación. ─dijo decidida. 

Coloqué los ojos en blanco. 

─¿Sabes cuál es la peor parte de deber favores? ─comenté.

─¿Cuál? ─respondió.

─Cuando te toca pagarlos. ─añadí.

Dije mientras procedía a ponerme la camisa nuevamente. 

─¿A dónde vas? ─preguntó furiosa. 

─No quiero hablar ahora, Victoria. ─respondí mientras me giraba sobre mis talones. 

─¡Ni se te ocurra dejarme hablando sola! ─exclamó la pelinegra con furia mientras me tomaba de la muñeca, me empotraba contra la pared y me tomaba con fuerza del cuello. 

Me quedé atónita, su agarre contra mi tráquea era firme. 

─¿O si no qué? ─la reté con la mirada mientras que su mano me dificultaba tragar saliva. 

 ─No querrás verme cuando estoy molesta. ─me amenazó. 

─Pensé que me estaba enamorando de la reclusa más peligrosa de la cárcel. ─hice una pausa─. Pero creo que no te diste cuenta que realmente la más peligrosa soy yo. ─sonreí con malicia. 

Levanté mi rodilla con fuerza y logré hundirla sobre su vientre bajo. 

La pelinegra me soltó de inmediato a lo cuál mi primera reacción fue empujarla y tirarla al suelo. 

Vicky cayó de culo y rápidamente clavó sus ojos sobre los míos. 

Su cabello alborotado y sus mejillas levemente ruborizadas sólo me desearon hacer una cosa. 

─Follame. ─le supliqué mientras procedía a quitarme rápidamente la camisa por segunda vez.

Me tiré al suelo sobre ella quedando a horcajadas, me acerqué a su boca y la tomé en un instante, pensé que me rechazaría pero procedió a seguirme el beso. 

Mi lengua entró en su boca y comenzó a recorrer cada rincón de ella. Sus manos se clavaron en mi cintura y sus dedos comenzaron a buscar el broche de mi sujetador.

INOCENTE © » 1M8.Where stories live. Discover now