─¿Qué planeas hacer? ─demandó saber Vicky mientras se ponía de pies y se posaba frente a mi.
─Ellos desean el dinero. ─suspiré─. Así que voy a entregarles lo que quieren. ─añadí.
─Pero tú padre dijo que podían usarlo en tu contra. ─argumentó.
─Ya lo sé, Victoria. ─contesté.
Miré al cielo con frustración, la noche había caído en un abrir y cerrar de ojos.
─Estoy jodidamente cansada. ─dije mientras me quitaba la camisa del uniforme.
─Necesito que me expliques qué ocurre. ─exigió.
Me quedé en silencio por un instante y luego procedí a fruncir el ceño.
─No te debo ninguna explicación, Victoria. ─me burlé─. Son mis asuntos personales. ─agregué.
─Pensé que confiabas en mí. ─comentó.
─Y lo hago. ─le aclaré─. Pero mi vida privada no es de tú incumbencia. ─seguí.
La pelinegra me observó molesta.
─Creo que lo mejor será que te vayas, no quiero discutir ahora. ─mencioné.
Sería nuestra primera pelea.
─No me iré a ninguna parte hasta que me des una puta explicación. ─dijo decidida.
Coloqué los ojos en blanco.
─¿Sabes cuál es la peor parte de deber favores? ─comenté.
─¿Cuál? ─respondió.
─Cuando te toca pagarlos. ─añadí.
Dije mientras procedía a ponerme la camisa nuevamente.
─¿A dónde vas? ─preguntó furiosa.
─No quiero hablar ahora, Victoria. ─respondí mientras me giraba sobre mis talones.
─¡Ni se te ocurra dejarme hablando sola! ─exclamó la pelinegra con furia mientras me tomaba de la muñeca, me empotraba contra la pared y me tomaba con fuerza del cuello.
Me quedé atónita, su agarre contra mi tráquea era firme.
─¿O si no qué? ─la reté con la mirada mientras que su mano me dificultaba tragar saliva.
─No querrás verme cuando estoy molesta. ─me amenazó.
─Pensé que me estaba enamorando de la reclusa más peligrosa de la cárcel. ─hice una pausa─. Pero creo que no te diste cuenta que realmente la más peligrosa soy yo. ─sonreí con malicia.
Levanté mi rodilla con fuerza y logré hundirla sobre su vientre bajo.
La pelinegra me soltó de inmediato a lo cuál mi primera reacción fue empujarla y tirarla al suelo.
Vicky cayó de culo y rápidamente clavó sus ojos sobre los míos.
Su cabello alborotado y sus mejillas levemente ruborizadas sólo me desearon hacer una cosa.
─Follame. ─le supliqué mientras procedía a quitarme rápidamente la camisa por segunda vez.
Me tiré al suelo sobre ella quedando a horcajadas, me acerqué a su boca y la tomé en un instante, pensé que me rechazaría pero procedió a seguirme el beso.
Mi lengua entró en su boca y comenzó a recorrer cada rincón de ella. Sus manos se clavaron en mi cintura y sus dedos comenzaron a buscar el broche de mi sujetador.
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INOCENTE © » 1M8.
Romance❝Luego de ser sentenciada a cinco años de prisión por colaboración al narcotráfico, Olivia Carrington, una influyente y reconocida dama de los suburbios es enviada a un centro penitenciario de mínima seguridad a las afueras de Nueva York. Tras estar...