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(Narra Taehyung)

— Me llamo Dae-hwi. 

Asentí con la cabeza al escucharlo. Estaba por tomarlo del brazo para salir del baño, que por cierto me hacía sentir sofocado estar en un lugar tan estrecho como lo era ese, pero toques en la puerta de la habitación hizo eco en mis oídos, luego, el hablar de Jungkook me sacó de mis pensamientos e hizo que volviera a mis cabales antes de lastimar al chico arrodillado en el azulejo del piso. 

— ¿Tae?¿Está todo bien?

Sonreí un poco por el leve tono preocupado del pelinegro. 

— Pasa, por favor. 

Luego de hablar escuche como la cerradura de la habitación del hospital, que pase una semana completa recuperandome, y seguido las pisadas de las suelas en el piso. Jungkook, segundos después, haciendo acto de presencia detrás mío. 

No pasé desapercibido el cómo Daehwi empezó a temblar al percatarse de la tercera persona en el baño. 

— ¿Qué pasó, bebé? 

Sentí como Jeon posaba su brazo en mi cintura, atrayendome a su cuerpo con posesividad al ver al contrario. Me acerque más a él, chocando mi espalda con su pecho fornido. 

Aunque todavía tuviera sueños, o más bien pesadillas, y sintiera que el mundo conspiraba en mi contra, Jungkook siempre me sostuvo cuando más lo necesitaba. Nunca me soltó, siempre estuvo ahí conmigo, a mi lado. Me siento tan protegido, seguro a su lado que no encuentro palabras exactas para describirlo del todo. Solo puedo afirmar que estoy cada día más enamorado de este hombre. 

— Te presento a Daehwi, Daehwi te presento a Jungkook, Jeon Jungkook. 

(Narrador omnisciente)

El primer nombrado tenso todo su cuerpo al escuchar el apellido Jeon. 

A él sí lo conocía. Y demasiado bien cabe decir. 

Tantas historias y rumores con el apellido Jeon incluido quedaron tan grabadas en su mente que no puede evitar sentir miedo e impotencia al saber y reconocer que no podrá hacer nada sin salir ileso de la situación en la que se encontraba en ese momento.

— ¿Qué haces aquí?  

Un escalofrío pasó por toda su espina dorsal al escuchar la grave y autoritaria voz del pelinegro que tenía sujetado al rubio. 

— Kook.— prestó atención lo que iba a decir el de ojitos miel, esté temblando por la leve ventisca que entraba por la ventana de la habitación, refugiándose en los brazos que lo envolvieron en señal de protección.— Trato de matarme.

No sabe en qué momento pasó todo aquello. Solo tenía en mente la vista de como Jeon había tensado su mandíbula con fuerza, sus ojos oscureciendose al segundo de escuchar al de ojitos miles, quien lo miraba con miedo y súplica, sacando de sus cabales a Jungkook con tan solo una frase.
Su cuerpo automáticamente soltó al rubio y caminó con pasos firmes y duros hasta quedar frente a frente al que tuvo el descaro de querer cometer un homicidio. 

Cavaste tu propia tumba, muchacho. 

La mano grande y pálida,  se posó en el cuello del más bajo, ejerciendo fuerza en el lugar para cortar la respiración del contrario. 

Sus pulmones en menos de cinco segundos exigían oxígeno, aunque sea mínimo. La desesperación por querer soltarse del agarre haciendo que el aire se fuera más rápido y no pudiera controlar esta con normalidad. Clavaba sus cortas uñas en la muñeca del pelinegro pero este, dejándose llevar por su ira y adrenalina, no sentía nada, parecía una simple caricia. 

Hυη∂єя Ƙιℓℓєя//Ƙσσктαє//Wo Geschichten leben. Entdecke jetzt