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(Pov's Jeongguk)



Pertenecer a una mafia, y que está sea la más buscada en países del mundo, es algo fascinante y loco. La sensación al matar, al torturar para sacar información de cualquier tipo, la adrenalina que conlleva todo esto es... loco, muy loco.

Me llamo Jeon Jeongguk, Jefe de la mafia más buscada en Corea y por algunos países más. Puesto en la lista negra del FBI de los Estados Unidos. Soy hijo único en la familia Jeon hace 25 años. Eso hasta que mis padres fallecieron durante un tiroteo en Busan, mi ciudad Natal. Crecí en este entorno, crecí con gente que dedicaba su vida a matar solo para obtener dinero y más dinero. Mis padres me enseñaron todo lo que sé hasta hoy en día, me aconsejaron día y noche, tratando que siga sus pasos, y que me convierta en el próximo Jefe de la mafia J-Lion, cosa que hoy en día lograron.

Estoy en busca de la mafia contraria a nuestro bando. ¿Por qué? Simple, fueron ellos los que habían matado a mis padres y parte de mi familia, sí, ellos fueron. La mafia conocida como los Nakuza. Estuve meses en busca de ellos, pero nada. Ni una pista, localización, absolutamente nada.

No importa qué, era como entrar en un callejón sin salida. Una pista era puesta en mi camino, sin embargo, al rato, cuando estaba más cerca de los responsables, más lejos acababa de ellos, entrando en un bucle que, lamentablemente y para mi mala suerte, nunca acababa. Bueno, eso creía.

Min Yoongi, mi mano derecha, mi confidente y el hombre en el que más confío siempre estuvo ahí para mí, no importaba las circunstancias en la que me encontraba: si medio muerto, si entre una pelea, herido o feliz, él siempre estaba ahí, apoyandome, dandome un cariño de hermano. Aunque, bueno, ya lo consideraba un hermano de corazón, si fuera por mí, lo registraría bajo mi apellido, lograr ponerlo en lo más alto con ello, pero Yoongi siempre lo niega, alegando que prefería llevar el apellido hasta encontrarlo y pasar desapercibido, nunca supe a quién, sin embargo, no pregunté y respeté su decisión. 

Ahora mismo estaba en una crisis, mis manos temblaban y sentían un hormigueo cada vez que mis ojos se posaban en mi navaja en la repisa. Necesitaba que alguien me tranquilice ahora. 

— ¿Qué necesitas?— la voz rasposa de Min retumbó en mis oídos. Alze mi cabeza con lentitud y estoy seguro que mi rostro reflejaba mis sentimientos, lo supe por el leve temblor, casi desapercibido, del mayor frente a mí. 

— Necesito encontrar a los Nakuza, el jefe ha estado poniéndome los pelos de punta.— la frustración en mi voz era visible. Parecía un demente ahora mismo, pero me importaba un carajo. Ese hijo de puta, ese, el que mató a mis padres, ese al que haría pagar una vez lo tenga frente a mí, aun si tenía que morir en el proceso. Me quería destruir, pero, mientras siga caminando en tierra no lo iba a lograr. 

— Sabes lo que pienso de esto, Jeon. La venganza no siempre es buena.— lo sé, lo sé, joder que lo sé.

— Mira, no me hagas acordar lo que ya tengo bien sabido. Me lo has repetido una y otra, y otra vez, pero...— fui interrumpido por Yoongi. 

— Estas con esto de hace meses. Tienes responsabilidades, no solo esto, Jeon.

— ¡Lo sé!— ante mi fuerte grito Yoongi se asustó, y me hubiera reído si no fuera por la furia que me estaba consumiendo por dentro. Quería reventar la cara de alguien— Lo sé, Min. Pero no me puedo quedar con los brazos cruzados al ver que se ríen de la muerte de mis padres, puede que no haya pasado la mejor infancia de cualquier niño pero eran mis padres, ellos fueron los que me criaron, no cualquier persona. Necesito en frente mío al bastardo que jaló el gatillo contra mis padre, necesito... necesito matarlo para seguir adelante.— agarré mi cabeza con mis manos, apretando ligeramente esta, el dolor de cabeza que tengo es impresionante.

Hυη∂єя Ƙιℓℓєя//Ƙσσктαє//Where stories live. Discover now