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Dejamelo a mí, kookie. 

No, Tae. Te ha tocado y no permitiré que lo vuelva a hacer en su vida, solo apartate e iré a partirle la cara.— un Jungkook, lanzando humos por las orejas, trataba de cruzar la puerta algo desgastada para dar paso a una vista de un joven dentro amarrado a una silla de pies a cabeza, listo para ser interrogado. Sin embargo, Min menor le impedía el acceso, sus brazos cruzados y la ceja alzada siendo impedimento suficiente para que Jeon parara de insistir. 

Lindo, sé que tratas de protegerme, pero te recuerdo que puedo solo. Es algo que agradezco de tu parte, solo dejamelo a mí, ¿Si? Ha sido a mí al que ha tratado de matar, y por lo poco que me dijo, alguien está detrás de esto. Dejame entrar a MI, y luego me ayudas con el resto, ¿Trato justo?el rubio pasó sus manos por detrás del cuello del mayor con lentitud, este asintiendo rendido, acariciando la cintura definida del más bajo con cariño.

Trato justo.

Sonriendo triunfador, dejo castos besos en los labios de Jeon, sacando un par de risitas en este. 

Esperame arriba. No tardaré mucho.

— Llamame si necesitas ayuda, ¿Bien?

Está bien.— y con un último beso, se separó. Entrando a la habitación para iniciar su interrogatorio. 

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— ¿Muerto?

El recién llegado asintió, limpiando la poca sangre que salpicó en su cara. Acomodo su ropa con brusquedad, mirando a un punto fijo que no fuera el rostro preocupado de Jeon. 

— ¿Ha hablado?¿Te dijo algo malo?— ignoró lo dicho, y miró fijamente los ojos del pelinegro, estos estaban oscuros y dilatados, expresando un montón de cosas, menos algo lindo.— Taehyung, ¿Qué pasó ahí dentro?— el nombrado sacudió su cabeza para despejar cualquier tipo de pensamiento, acercándose a Jungkook con el rostro inexpresivo, aumentando la curiosidad del contrario.

Los presentes, en la sala antigua de aquella casa abandonada, miraban con sorpresa el como su Jefe acariciaba la mejilla del rubio con cariño y delicadeza, sonriendo un poco luego de años. 

Desde la llegada del chico su Jefe ha cambiado demasiado para su gusto, aquel sujeto serio, calculador, frío e inexpresivo, ahora tenía aires de dulzura, gentileza y cariño cuando tenía a Taehyung alrededor suyo. No importa la circunstancia en la que se encontraban, Jungkook siempre se preocuparía por Min menor que por él mismo. 

Se había vuelto su prioridad encima de todo. Y eso es malo. 

Según ellos. 

— Tranquilo, solo me quedé pensando en la apariencia que se me fue descrita. Vámonos de aquí. En el camino te cuento los detalles.— le sonrió de vuelta para tranquilizarlo, cosa que funcionó al instante al ver como el rostro de Jeon se relajaba al segundo. 

Agarrando su cintura y llamando con su mano a sus guardaespaldas, caminaron a las camionetas que los esperaban afuera, listos para irse nuevamente a Corea del Sur para arreglar asuntos y terminar de una vez por todas los problemas.

Sacar esas piedras de sus caminos, sin importar el costo que conlleva hacerlo. 

— Renjun y Kai, conmigo. Los demás atrás.— asintieron de inmediato, acatando sus órdenes sin rechistar. 

Le abrió la puerta a Taehyung, sacando una pequeña risita en este, recibiendo un beso en la mejilla a cambio. Era sorprendente que actuarán como una pareja empalagosa sin serlo oficialmente, extrañando a todos por el trato de los dos, en especial a Min. 

Vamos. Le confundía demasiado todo. Siempre se cuestionaba si era real todo lo que estaba viviendo en esos momentos, junto a un Jefe de una Mafia completa y la más poderosa de Asia, no lo comprendía. 

¿Qué tenía él como para llamar la atención del pelinegro? Una mejor pregunta. . . ¿Por qué justamente él?

Su mente siempre le recordaba que en cualquier momento pasaría a segundo plano y sería descartado una vez Jeon se aburra de él. Trataba de autoconvencerse que no será así y que eso era de verdad y no una simple realidad que su mente creó en momentos de urgencia. Se cuestionaba todo sus pensamientos, luchando internamente para aclarar todas sus dudas e inseguridades, pero no salía nada de su boca, se mantenía callado. Y eso, eso era lo peor que podía hacer.  

Reconocía que tenían que hablar, los dos. Y aclarar todo eso. . . que sea que tengan. Aclarar una vez por todas esa extraña relación que formaron inconscientemente.  

Por otro lado, Jungkook, estaba en un debate mental. 

Desde el secuestro de Taehyung, su mente ha estado en otro lado. No en donde debe estar. Sus pensamientos lo torturaban y confundían más. 

Una parte de su cabeza decía que tenía que hablar con Taehyung y formalizar todo, ser novios de una buena vez. El sentimiento de ambos era recíproco. Lo han confesado y sabía que aún estaba presente en todo momento. La calidez que sentía en su corazón cada que recibía alguna muestra de afecto directo del rubio, las malditas mariposas que hacían presencia cuando escuchaba la voz animada y dulce de Taehyung era, hasta cierto punto, reconfortante. 

No se podía engañar a sí mismo. Había caído hasta el fondo por Min Taehyung. Y lo aceptaba, le gustaba. Lo amaba. Nunca sintió algo tan fuerte por alguien, era algo nuevo que estaba dispuesto a dar un nuevo paso para su felicidad y tranquilidad en el amor. 

Pero. . . Luego, estaba otra partecita de su cabeza que se negaba a formalizar cualquier sentimiento o emoción con Taehyung. ¿Por qué? Por miedo a que algo salga mal con ellos en el proceso y no sepa cómo sobrellevarlo para no caer nuevamente en picada y que está vez no logre levantarse y seguir su camino. 

No podía culpar a su corazón por dejar la puerta abierta a Taehyung y que este se haya colado hasta en su mente las veinticuatro horas del día. Él no tenía la culpa de nada. 

No iba a negar aquel sentimiento, ni aunque lo llegaran a obligar a hacerlo. No lo permitiría. Así como no permitiría que hagan más daño al chico a su lado, acurrucado en su brazo y jugando con sus dedos mientras mantenía una sonrisa pequeña en sus labios por la tranquilidad del momento. 

— Una flecha.— frunció el ceño al escuchar de repente el susurro de Taehyung, haciendo un ruido en confusión como para recibir una explicación más concreta que esas simples palabras.— El que contrató a Daehwi para matarme, tenía tatuada una flecha en su cuello, su descripción fue esa. Pelo rojo, flecha tatuada a la vista, ojos. . . verdes.— y entendió a lo que quería llegar el rubio con eso. Taehyung se separó de él con el rostro reflejando duda e inquietud.— Y al único que recuerdo con esa descripción es a. . . 

Y con tal de escuchar el nombre, su sangre hirvió en cólera.

— Hijo de puta. 






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Buenasss....¿Todo bien? Espero que sí.

¿les gustó el capítulo nuevo? Ojalá que sea así.

Loco, ya empiezo a odiar nuevamente la escuela jsjsjs. Lpm, mucha tarea y estrés estos últimos días :((

Cuidense mucho. ¡Nos leemos en el siguiente cap!

Hυη∂єя Ƙιℓℓєя//Ƙσσктαє//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora