32

437 44 3
                                    





— ¡Hijo de puta!¡¿No pudiste buscar a alguien más para enfrentar a V?!¡¿Por qué justamente mi hermano?!

— Bájale dos rayitas a tu ira, Lee. Aún sigues bajo mi mando, y será mejor para ti no hacerme enfadar.— tranquilamente empezó a levantarse de su asiento, mirando al hombre frente a él con seriedad y frialdad.— Tu hermano ha aceptado el trabajo, no lo hemos obligado, y según él, podría con eso, pero mira— alzó sus brazos mientras movía su torso de izquierda a derecha, señalando su alrededor.—, no pudo y tuvo que asumir su propio error. No me culpes— hablo al ver como el contrario fruncía su ceño y cerraba sus puños con fuerza.—, sabes que no estaba preparado para tales hazañas, sin embargo, es terco y acepto el trabajo que, ciertamente, no le correspondía a él, sino a ti.— y el chico relajo su cuerpo, sus ojos llenándose de lágrimas con el paso del tiempo, toda su anatomía temblando al escuchar tales palabras. 

— ¿Qué?¿Q-qué quieres decir con eso? 

— ¿No lo sabías?— soltó una risita burlona.— A ti te correspondía matar a Min, Moon te tenía que haber dado ese trabajo junto con la información, al fin y al cabo ya estabas en Tokio mucho antes que tu hermano, pero, ya veras, tu hermano tomó tu lugar a cambio de dejarte libre si cumplia con lo pedido. Ahora, ¿estás libre? No, ¿verdad?— camino a pasos lentos hasta quedar frente a frente al menor algo debilitado por la pérdida de su hermano.— Es problema tuyo si lloras o no por su muerte, pero— enderezo su cuerpo, otra vez caminando a su escritorio para seguir con las cosas que hacía antes de ser interrumpido.—, debes tener en cuenta que tu familia aún está en bajo mi custodia, y si un error llega a mi, despídete de ellos.— sonrió con burla y sin compasión por el hombre.— Retírate y has bien tu trabajo.

Sin rechistar, se retiró del despacho de su actual Jefe, respirando entrecortadamente por su retención de sufrimiento, tratando de tranquilizarse con cada paso que daba entre las baldosas, su mente formulando aquella conversación una y otra vez como una tortura. 

Su hermano menor, aquel que juró proteger por sobre todo, ahora esta en algun lugar de Japón enterrado o cremado, no lo sabe. Recordar aquellas palabras de cierto pelirrubio estaba opacando la de hace minutos, el dolor siendo reemplazado por odio y rencor cada segundo, esas ganas de llorar siendo opacadas por oscuridad y frialdad, importandole muy poco que sus pasos sonaran fuertemente por los pasillos y cada persona que pasaba por su lado lo miraba con una sonrisa sarcástica, miradas dolorosas y comprensivas, Lee solo seguía su camino con furia e ira cegando su cuerpo, ideando su siguiente estrategia con tal de perjudicar a tal personas. 

— Me la pagaras, Taehyung. 

No sabía cómo, pero lo terminaría por hundir.

>><<


— Lo viste, ¿verdad?

— Sí, y realmente no sé que pensar en este momento. No quiero que sea cierto lo que tengo en mente.

— Tienes que ser fuerte, por todos. No dejaremos que se salgan con la suya, los haremos pagar y, si quieres, seguirás huyendo de la policía.— un chico bonito, con linda figura y con confianza en sí mismo, caminó hasta una puerta de color crema, abriendo y mirando sobre su hombro, dijo.— No sé tú, pero estoy cansando de todo este embrollo. Somos los únicos que podemos acabarlos.

Suspiro.— Lo sé.





>><<







— Bien, a las diez pm habrá cambió de guardias, en el transcurso de eso Haechan los guiará por un túnel de escape.— apuntó a un grupo especial, junto al nombrado que iba a la cabeza.— Bloquearan todas las salidas posibles, y junto a los francotiradores nos dejarán el paso libre para entrar. ¿Alguna pregunta?— muchos negaron, otros simplemente mantenían sus rostros serios y con cierta determinación destilando en sus ojos. Corazones latiendo a mil por la adrenalina entre lo que se avecinaba, junto a los cincuenta hombres y mujeres, preparados y listos ante todo.

Estaban en marcha, no querían perder más tiempo. En las semanas que no estuvieron, más de tres bases fueron derribadas, junto a sus hombres y trabajadores, chicas que hacían el trabajo, por voluntad propia, de lavado de dinero, desaparecieron junto a los millones de wones hechos.

Jungkook tenía en mente muchas cosas, pero nunca dejaría atrás a los suyos, por lo que los protegía aunque no lo vieran. Era como un fantasma que hacía presencia cuando realmente era necesario, un alma vagando entre las sombras sin ser visto por nadie.

— Bien, avancen. Y suerte, hermanos.





>><<







— ¿Qué crees de todo esto?

Los tres hombres con más poder entre la mafia J-lion estaban sentados en un sofá elegante dentro del despacho de Jeon. Sehun, Yoongi y Jungkook miraban las distintas cámaras controladas por ellos, hackeadas desde dentro, siendo ahora ellos quienes tenían todo el panorama a su merced; las calles, las casas alrededor de la mansión que contenían cámaras, siendo que en la habitación del Ala Sur, donde el monitoreo y órdenes, proveniente de la mano derecha de Jungkook, en este caso Yoongi, y el que le sigue, en este caso Sehun, quienes informaban todo lo que el Jefe decía a el pequeño escuadrón de Élite que diseñó y entreno desde pequeño, se seguían al pie de la letra. 

— Confío en Jimin, sé que sabrá liderar a nuestros hombres. Ha sido uno de los nuestros hace años y ha demostrado tener experiencia y validez para su puesto.— habló el pelinegro en lo que bebía de su vaso que contenía a su más preciado Ron blanco. 

Realmente, para que mentir, estaba en un debate mental, ya que su bebé estaba en ese monto de mujeres y hombres que se ofrecieron o fueron mandados a aquella misión, tenía los nervios a mil. Sabe con certeza todo lo que es capaz de hacer Taehyung, sin embargo, la preocupación y desesperación de tener al menor al lado suyo para asegurarse que esté bien y a salvo estaba presente a cada minuto. 

Si tuviera que describir ese sentimiento era algo frío y angustiante, su pecho retumbaba sus latidos a gran velocidad cuando escuchaba la voz de su novio informando lo que pasaba a su alrededor. 

¿Por qué se ofreció? No lo sabe. Cuando se dio cuenta, su hermoso novio tenia un chaleco antibalas, junto a su hermoso traje que se amoldaba a la perfección a su cuerpo, siendo que la ropa lo dejaba moverse libremente y se sentía más cómodo. Casi le da un infarto de la sorpresa. Solo recuerda las últimas palabras al salir con los demás: 

"Los protegeré. Por mi, no te preocupes. Te quiero"

Le dio un beso en la boca durante unos segundos y le sonrió con su peculiar forma, dando media vuelta para perderse entre las camionetas blindadas. 

No sé que tengas en la cabeza, pero vuelve sano y salvo, mi amor.

Hυη∂єя Ƙιℓℓєя//Ƙσσктαє//Where stories live. Discover now