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El silencio invadió la conversación, y toda acción quedó a medio dar. Fue como si una nube completa de oscuridad los envolvieran a ambos presentes en esas cuatro paredes pintadas de blanco. Era, de alguna u otra forma, incómodo todo aquello.

Con su dolor de cabeza y sequedad en su voz, se armó de valor y volvió a repetir:

— ¿Quién eres? 

Contrario a todo lo que imagino, vió como su captor, o sea lo que sea el desconocido, se daba vuelta con una lentitud exasperante, causando una leve ansiedad en él. Su rostro mostró todo tipo de emociones en tan solo segundos al ser partícipe de una sonrisa dada a su persona una vez el contrario quedó frente a frente, su corazón empezó a latir rápidamente a compaz de que su cuerpo se tensaba y temblaba al poco segundos. Ambas pupilas se contrajeron y sintió por leves segundos lo que sería un pinchazo en el costado de su cabeza, el estómago parecía que alguien lo estaba tocando y apretando con fuerza, con bronca y furia. 

 — En ese entonces mi mente pensó que fue una atracción en el instante, que la reacción que tuvo mi cuerpo fue a causa de algo bueno y bonito.— apretó sus labios, formando una fina línea con estos, al tiempo en que veía directamente al hombre frente él que le prestaba su completa atención sin interrumpirlo, justo como pidió en un principio.— Ja, si hubiera sido más inteligente hubiera sabido de inmediato que todo aquello que sentí en el momento de verlo solo significaba peligro. 

— Lamento ser tan descortés.— dio una reverencia con su mano derecha en el pecho, su mirada pegada directamente al chico sentado, y claramente algo asustado, en la cama.— Mi nombre...

Era Koo Junhoe. Él terminó por salvarme de una muerte segura.soltó una risa por lo bajo.— Que irónico. 

— ¿Qué hago aquí?¿Cómo llegué aquí?— sus preguntas salieron sin previo aviso, apuradas y presionadas, desesperadas. Cada latido del corazón resonaba en su oído, poniéndolo más nervioso de lo previsto. No podía controlar cada acción en su cuerpo, parecía desconectado de aquel momento, sin embargo, podía reaccionar y hablar normalmente, ¿entonces por qué no podía moverse? Eso lo frustraba demasiado, a tal punto que sintió un nudo en su garganta.

— Te encontré herido en un callejón, te traje y curé las cortadas en tu estómago. Por el momento no puedo responder muchas de tus preguntas, solo he venido para verificar que estes bien y comas algo nutritivo, tu cuerpo ha sufrido una leve desnutrición por intentar aumentar el proceso de curación y evitar más pérdida de sangre, no es muy grave, sin embargo, fue profunda y tardará unas semanas en cerrarse completamente.— mientras explicaba todo aquello, se acercó al contrario con cautela, como temiendo asustarlo con cualquier movimiento brusco, y con ello llevando una bandeja de plata llena de comida: carne, a un costado atún, huevos y jugo de naranja para que recuperara las proteínas necesarias para su completa recuperación.— Cualquier cosa que necesites, solo pidelo a través de esta radio.— alzó en su mano izquierda el objeto nombrado, desconcertando al menor.— la sirvienta asignada para tí tendrá la otra parte para contestarte, espero te sientas cómodo. Vendré más tarde para asegurarme de que tus heridas estén bien.— y una sonrisa fue dada por cortesía, o eso creía. Algo sombría si se lo preguntaban.

Con su mente perdida y con mucho que procesar, asintió. Los estímulos de su cuerpo se activaron por leves momentos al ver como el pelinegro se levantaba con lentitud de la cama, preguntándose internamente cuando mierda hizo para sentarse sin que se de cuenta. Mordió su labio, ansioso. 

Hυη∂єя Ƙιℓℓєя//Ƙσσктαє//Where stories live. Discover now