ROMANCING, han seojun

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chapter eleven ━ 𖤍
─ este capítulo contiene importantes implicaciones de autolesión.

Miyeon no se quedó en el área mucho tiempo después de eso, dejando la casa Im y tropezando con Seojun siendo tomada como su señal de que debería salir de allí y regresar a casa.

Ella todavía no quería regresar, y era antes de lo que había planeado regresar. Y así, eligió caminar el resto del camino en lugar de tomar el autobús, arrastrando los pies por la acera.

Arrastrándolo mucho más de lo necesario, Miyeon llegó a casa para ver un auto adicional en el camino de entrada y titubeó un poco, preguntándose si debía darse la vuelta por completo. Podía llamar a Soojin, pero sus padres eran amigos y ese mundo resultaba en complicaciones, o regresar a Jugyeong, pero considerando que no sabía que Jugyeong se había ido o cuándo volvería, sería incómodo para ella simplemente volverse. arriba.

─Nunca tuve este problema cuando era aprendiz ─se quejó Miyeon mientras empujaba la puerta para abrirla, cambiando sus zapatos por pantuflas, era cierto, siempre que la chica Hwang no quería estar en casa, se iba a quedar con Seojun. la mayor parte del tiempo, habiendo estado bastante cerca de la familia de Gis a lo largo de los años, y menos a menudo con la de Suho, que parecía preferir su propia compañía.

─Buenas noches, hija mía ─la voz de su madre hizo que Miyeon se detuviera mientras caminaba hacia las escaleras─. ¿Ni siquiera vas a saludar a tu madre después de un largo día de viaje?

Miyeon se volvió hacia el sofá, a medio camino de la escalera y ansiosa por subir corriendo. Pero se contuvo y se dirigió al sofá donde estaba sentada su madre -Yujin-. Una copa de vino colgaba perezosamente de su mano, y un rosa claro en sus mejillas sugería que no era la primera.

─Buenas noches ─respondió Miyeon finalmente, sentándose en el borde del sofá, mirando a su madre con los ojos muy abiertos─... ¿Disfrutaste tu visita? ─ella preguntó.

─Ah... mi visita ─Yujin asintió, sin dar más información durante unos minutos─. Fue relajante. Mi amiga está muy bien.

─Eso es bueno. Tengo trabajo en casa que necesito hacer ─Miyeon se puso de pie abruptamente, saltando cuando su madre se acercó, derramando un poco de vino mientras lo hacía, tirándola hacia abajo.

─¿Cómo va la escuela? Tus viejos amigos todavía van allí, así que pensamos que sería mejor reinscribirte allí. Estaban más que felices, dadas las calificaciones que obtuviste mientras estabas en Dalton ─los ojos de Yujin brillaron, algo peligrosamente. su mano permaneció en la rodilla de su hija.

─Sabías la situación antes de que me fuera. Mis dos mejores amigos me odian ─dijo Miyeon en voz baja─. ¿Por qué me traes de vuelta aquí? ─preguntó, conteniendo las lágrimas, sintiéndose abrumada de repente.

─Tus abuelos dieron sus informes. Dijeron que sonabas mejor y que salías más con tus amigos. Por lo tanto, pensamos que sería mejor que volviéramos. ¿Cómo podemos velar por ti cuando estás completamente en America? ─Yujin, en un estado algo borracho, no pareció encontrar nada malo en sus palabras.

La imagen estaba completamente clara ahora. No había ninguna razón por la que la hubieran traído de regreso más que para satisfacer sus propias necesidades, para hacerlos sentir como si no hubieran fallado como padres al tomar esta importante decisión que la impactaría de alguna manera.

No había absolutamente nada para ella en Seúl. Ella lo había dejado perfectamente claro antes de irse. Pero aún así, sus padres habían tomado esta decisión solo porque querían sentir algún tipo de autoridad.

La ola de comprensión y emoción se apoderó de ella y Miyeon tiró de la mano de su madre de su rodilla con tal sacudida que derramó su vino de nuevo. Poniéndose de pie, ignoró las palabras de su madre mientras se dirigía hacia las escaleras, agarrando su bolso y subiendo rápidamente, cerrando la puerta detrás de ella mientras entraba.

─¿Dónde está? Los puse aquí en alguna parte ─lágrimas se formaron en la esquina de sus ojos, Miyeon abandonó su bolso junto a su cama, dirigiéndose al baño y buscando en los gabinetes. Finalmente los encontró pegados con cinta adhesiva a la parte superior de uno de los cajones.

Agarrándolos en su mano, se desplomó contra el vidrio de la ducha, mirando la plata reluciente. Las lágrimas caían más rápido, nublando su visión y su mano temblaba, y se le escaparon de las manos.

─Mierda ─suspiró, secándose los ojos apresuradamente y buscándolos, solo para escuchar su teléfono sonar desde donde lo dejó en el mostrador. Con un olfateo, lo alcanzó, tanteando por un momento antes de agarrarlo y responder sin pensar "¿Hola?" preguntó, oliendo y secándose los ojos, concentrándose en la plata en el suelo.

─Hwang Miyeon, ¿qué estás haciendo? ─una voz bastante áspera sonó a través de su teléfono y Miyeon casi lo deja caer en estado de shock, alejándolo de su oído.

─¿Seojun? ─preguntó, con la voz temblando ligeramente─. N-Nada. Acabo de llegar a casa ─se secó los ojos, mordiéndose el labio para tratar de evitar que cayera otra lágrima.

─No te muevas y no toques nada. Voy a ir ─dijo, y Miyeon frunció el ceño.

─No hay necesidad, estoy bien. Mi mamá está aquí de todos modos, lo sabrá si vienes ─la chica Hwang olfateó de nuevo, colocándose las mangas del suéter sobre sus manos, envolviendo sus brazos alrededor del torso.

─Haré que Eunjoo me deje entrar. No te muevas, Miyeon ─y con eso, colgó.