ROMANCING, han seojun

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𝙍 𝙊 𝙈 𝘼 𝙉 𝘾 𝙄 𝙉 𝙂

! chapter fifty-nine ─── ʚĭɞ
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─Sabes, no esperaba exactamente que hicieras esto ─las palabras de Miyeon fueron levemente amortiguadas mientras se quitaba el casco de la cabeza, sacudiendo la cabeza solo levemente mientras lo hacía, quitándose el cabello de la cara con facilidad.

Seojun hizo lo mismo, apartando los mechones de cabello que se acercaban demasiado a rozar sus ojos, mirando a la chica mientras pasaba su pierna por el costado de la bicicleta, poniéndose de pie y usando la ventana de otro auto para ajustarse la ropa.

─No deberías molestarte con eso, estarás subiendo esa escalera en un minuto ─Seojun apartó la mirada de la chica hacia la casa que estaba al final de la calle─. No debería haberme acercado tanto, tu mamá podría haberlo oído.

─Creo que probablemente sospechará que es un gamberro cualquiera ─Miyeon apartó los ojos de su apariencia, considerando que el reflejo que la miraba no estaba demasiado arrugado por el camino─. Y no me respondiste correctamente.

─Oye, apenas podía escucharte ─las cejas del chico Han se arquearon hacia arriba, los labios formaron una especie de puchero mientras se defendía, luciendo bastante malhumorado mientras miraba a la chica, antes de bajar al casco equilibrado en sus manos─. El hecho de que hayas perdido toda la confianza en mí no significa que sea verdad.

─No he perdido toda la confianza en ti, y ya te he explicado esto, solo pensé en Suho... ─Miyeon se calló, al ver un destello de risa aparecer en los ojos del chico, dándose cuenta de que la estaba tomando el pelo─. Simplemente contéstame.

─Bien. Puede que te odie Hwang Miyeon, pero eso no significa que voy a dejar que te quedes ahí ─dijo finalmente, y Miyeon pareció satisfecha con su respuesta durante todo un segundo.

─No parece que me odies ─Miyeon dijo de manera bastante simple, y la cabeza de Seojun se disparó hacia ella. Ella solo sonrió, empujó el casco que llevaba en sus manos y se dirigió a la casa.

─Oye, si tardas demasiado, iré a verte ─Seojun gritó detrás de ella, balanceando el casco sobre el suyo.

─No te preocupes, le pedí a Eunjoo que mantuviera a la bruja distraída, y solo intentaré enviarte un mensaje de texto o algo así ─la chica ni siquiera miró al chico Han mientras comenzaba a caminar hacia la casa, agitando su teléfono en el aire antes de deslizarlo de nuevo en su bolsillo.

Seojun observó mientras se acercaba a la casa de sus padres, mirando por la puerta trasera antes de atravesarla. Fuera de la vista por un momento, mantuvo sus ojos fijos en la escalera y pronto la vio trepar por ella. Había hecho lo mismo tantas veces antes, y parecía que Miyeon también tenía mucha práctica en eso.

En unos momentos, la chica Hwang había subido la escalera y saltó ágilmente por el borde de su balcón. Intentó abrir la puerta de su habitación, y cuando se abrió, miró a Seojun y le dio un pulgar hacia arriba antes de entrar.

Sabía que no tenía mucho tiempo, así que mientras le enviaba un mensaje de texto a Eunjoo para mantener a su madre distraída, también le había pedido que sacara su bolso más grande y portátil, así como algunas necesidades como su escuela. cosas y algo de ropa.

La bolsa quedó en su guardarropa, y Miyeon se movió tan rápida y silenciosamente como pudo para empacar tantas cosas como necesitaba, sintiéndose muy mal por dejar algunas cosas pero sabiendo que fácilmente podrían traerlas en otro momento.

El viaje fue simplemente por cosas que necesitaba para mantenerse alejada de la casa, por lo que guardó cuidadosamente las cosas que quería conseguir en una fecha posterior, en lugar de usar el espacio libre en la bolsa para perfume, maquillaje, algunos libros y lo más importante, su caja de cosas de cuando era aprendiz.

Se lo había llevado a Nueva York, sabiendo que si su madre lo ponía en sus manos, no habría posibilidad de que lo recuperara. Fue una situación similar entonces, Miyeon estaba segura de que si su madre pensaba que no volvería a la casa con seguridad, entonces su habitación sería saqueada.

Pero solo había un problema, y ​​apareció después de que logró empacar todo lo demás que consideró necesario en la bolsa, incluido el viejo osito de peluche que tenía desde que era niña.

Su libro de letras. Cualquier canción que hubiera escrito, cuando era aprendiz o no, estaba en ese libro. Y no pudo encontrarlo por ningún lado─. Mierda ─juró en voz baja, la habitación que había llamado suya parecía comerse la única palabra, la única prueba de un habitante que tenía desde el día anterior.

─¿Supongo que no estás buscando esto? ─la cabeza de Miyeon se giró hacia la puerta del cajón por el que estaba rebuscando. Ni siquiera la había oído abrirse, pero allí estaba, enmarcada por la luz casi cegadora del pasillo, estaba Yujin.

Su libro de canciones colgaba frente a ella, pellizcado entre su dedo índice y pulgar.

El corazón de Miyeon se hundió en su estómago. Ella estaba en problemas, y muchos de ellos.

9/10