🥀 Capítulo 69 🥀

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Marinette:

Una semana.

Era el tiempo exacto que había transcurrido luego del incidente en mi departamento, y justo como era de esperarse Madisson había cortado toda comunicación conmigo al igual que su hermano.

A un que una parte de mí se sentía aliviada por ello al ya no tener personas controlando todo lo que hacía o decidiendo por mí como si no tuviera criterio propio, otra en cuestión no podía dejar de sentirse sola y culpable por lo sucedido.

Cada mañana qué despertaba era lo mismo, lo primero que venía a mí mente era el recuerdo de la cara de Oswald al encontrarme teniendo sexo con Félix en mi sala de estar.

Inexpresivo, así lucia, su piel de porcelana parecia inclusive a un más blanca como si ubiera perdido el color, sus ojos azules sin dejar de verme demostraban lo desepcionante que le resultaba ver aquello y sus labios, ligeramente entre abiertos como si le costará respirar a un seguían grabados en mí cabeza.
Lo que en cierta forma me hacía sentir mal.

Por las propias palabras de Meier sabía anticipadamente que gustaba de su hermano antes de que él mismo me lo confesara. Y a un así pesé a eso, decidí seguir poniendo mi completa atención en Félix.

Pobre ilusa.

Fui una completa tonta, me ilusione y aferre a un amor qué jamás podría ser para mí, eso lo tenía muy en claro desde un principio, y a un así decidí entregar mi corazón cómo sí mis sentimientos no fueran a salir heridos.

Y ahora estoy aquí, pensando en todos los errores que he cometido, pero en gran parte nada de esto es mi culpa, jamás ubiera pasado por todo ésto de no haber sido privada de mi libertad por el maldito señor Agreste.

<Si tuviera la oportunidad de vengarme sin duda lo haría>

A quién engaño, no puedo engañarme ni a mí misma, jamás lastimaría a una persona intencionalmente por muy cruel que haya sido conmigo.

Sacudí mi cabeza en un intento por quitar aquellos malos pensamientos, suspiré pesadamente y cogí nuevamente mi tenedor con intención de terminar mi desayuno.

Undiendolo entre la fruta de mi plato saque una enorme y apetitosa fresa, me la llevé enseguida a los labios y estando a escasos centímetros de morderla llamaron a la puerta.

<¿Quién podrá ser?>.

Me cuestione al instante en qué me apartaba de la isla de la cocina y comenzaba mi andar hacía la entrada de mi hogar, era apenas medió día y yo a un seguía en pijama, completamente despeinada, nada presentable para las visitas.

Aclare mi garganta una vez que estuve frente a ella y gire la perilla, encontrándome del otro lado con quién últimamente era mi persona favorita.

- No es cierto - Hablo la pelirroja asombrada mientras repasaba mí vestimenta de pies a cabeza - ¿Acaso olvídaste nuestros planes Dupain?.

Ante la duda rode los ojos, sonreí bastante grande y me recargue en la puerta para cederle el paso.

- Hola, estoy bien gracias por preguntar Kudbell - Dije cerrando la entrada en cuánto la chica se puso comoda en uno de los sofas <Exactamente en el mismo donde tuve sexo> - No lo olvidé es solo que pensaba que vendrías en un rato más, no imaginaba que hoy serías tan puntual.

Nuevamente volví hacía la cocina sintiendo la mirada de Alix tras de mí, tomé entre mis manos mí plato con fruta y al instante me reuní con ella en la sala, sentándome a un costado de la chica.

Volviendo a retomar mi cometido antes de que llegara, mordí finalmente el dulce fruto rojo qué desde algunos días se me antojaba con mucha frecuencia.

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