+18, violencia, romance, desamor y síndrome de Estocolmo.
¿Que pasará con la vida de Marinette?.
Una azabache emancipada de 18 años, luego de ser secuestrada juntó a otra chica por el famoso diseñador Gabriel Agreste.
Llevada a su mansión en Londres...
Cómo una mala jugada del destinó, además de sus planes el día estaba siendo un completó fiasco para el diseñador.
Luego de qué pasará trabajando día y noche en una nueva colección, cuya estaba destinada a salir antes de que terminará el año, las malas noticias tocaron nuevamente la puerta de Gabriel.
- Está suspendida, tienes que aceptarlo no puedes hacer nada - insistió la azabache recargada en el arco de la puerta.
Quién ya había dicho anteriormente lo acontecido al hombre de cabellos grisáceos, lo cuál no le había causado la menor gracia al principio pensando qué se trataba de una simple broma.
Una de tantas qué en ocaciones ella le hacía.
- ¡Claro que puedo, ¡insistire!, no pueden hacerme esto, e trabajado mucho estos últimos días, no pueden cancelar el evento sólo por el maldito cambio de clima - Expresó eufórico mientras acomodaba algunos papeles en su escritorio de madera.
Sí algo tenían en común los gemelos con su padre, erá el singular caracter heredado por el mismo. Terco e insistente por querer hacer las cosas a la fuerza y que salieran a la perfección.
O mejor dicho cómo el quería.
- Dudó mucho qué puedas controlar el clima a tu gustó cómo usualmente acostumbras hacer con la mayoría de las cosas, pero ésta no es una de ellas Gabriel, no esta en tus manos decidirlo, él lugar permanecerá cerrado y las modelos qué viajarían de otros lugares para lucir tus obras no podrán hacerlo por la interferencia de vuelos -
Los orbes azules de aquél hombre se fijaron nuevamente en la dueña de aquélla voz qué en ese momento no hacía más que irritarlo.
Su mandíbula se tenso, al igual que las manos cuyas descansaba sobre el escritorio fueron cerradas en puños.
Soltó un breve gruñido y finalmente hecho su cuerpo hacía atrás dejándolo caer pesadamente sobre un diván qué decoraba el lugar.
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Sus ojos fueron obligados a cerrarse con pesades, a un qué urgentemente necesitaba un descansó, no podía sentirse para nada relajado en ese instante.
En el fondo no había más que profunda decepción en el diseñador, después de todo su trabajó acabaría siendo en vano.
Almenos en ese año.
- Esta bien, descuida, todo saldrá mejor el próximo año - Murmuró Nataly en su oído.
Al instante en qué un inmenso placer inundó por completó aquéllos pensamientos negativos e intranquilidad.
