+18, violencia, romance, desamor y síndrome de Estocolmo.
¿Que pasará con la vida de Marinette?.
Una azabache emancipada de 18 años, luego de ser secuestrada juntó a otra chica por el famoso diseñador Gabriel Agreste.
Llevada a su mansión en Londres...
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Adrien:
La hora tan esperada estaba por llegar finalmente, impaciente miré una vez más mi reloj de muñeca para cerciorarme que sólo faltaban 15 minutos solamente, los invitados pronto comenzarían a llegar y nada podía alegrarme más que eso.
Di una fuerte calada al cigarrillo que llevaba entre mis dedos a la vez que recargaba mi cuerpo sobre la pared, aprovechando mi punto ventajoso desde arriba, recorrí minuciosamente con la mirada toda la planta baja mientras sacaba el humo lentamente por mis labios.
La entrada al igual que el restó de la casa estaba completamente llena de luces neón, sobre las mesas habían algunos accesorios llamativos que los chicos podrían usar para resaltar en la oscuridad y la decoración iba exactamente a juego con ello. Los muebles caros ya habían sido retirados para evitar una catástrofe por petición de mi hermano y el barman ya se encontraba listo en su estación de trabajó, picando algunas limas y naranjas que probablemente usaría más tarde para decorar los tragos que ofrecería a los adolescentes.
- ¡Hey!, ¿Quieres tomar algo? - Pregunté viendo venir a Ethan por el pasillo.
Su cabello a un goteaba puesto que acababa de ducharse y vestirse en mi cuarto, caminaba con buen porté mientras que el aire era inundo con la loción qué siempre acostumbraba usar para "ligar", dicha llegó hasta mis fosas nasales apesar de estar como a siete metros de distancia, eso sólo me hizo considerarlo un poco exagerado con la cantidad.
Aúnque mi propuesta era por demás tentadora su semblante no pareció cambiar, lo cuál me desconcertó, sus ojos seguían viendo hacía el frente como si su atención estuviera pérdida en otra parte y su boca estaba ligeramente abierta, simulando sorpresa.
Fruncí el ceño una vez que se detuvo junto a mí y no dude ni por un segundo en darle un fuerte golpe en el brazo por ignorarme.
- Reacciona pendejo - Dije al momento de, consiguiendo únicamente qué tragara saliva.
Definitivamente algo le estaba pasando, pues no era usual que tuviera un comportamiento tan extrañó cómo esté.
- ¿Vas a decirme que tienes?, ¿O acaso quieres que adiviné? - Comenté a modo de broma para romper la tensión.
Pero ni eso sirvió puesto que mi amigo siguió inexpresivo, corrió la mirada hacía donde se encontraba el barman y comenzó a bajar las escaleras.
- Es sólo qué...tú, tú prima...
<¿Prima?> Me pregunté al no tener idea de lo que estaba hablando.
No había ninguna pariente nuestra que recordará de momento, hasta que de pronto Marinette vino a mí memoria. Discretamente golpeé mi frente mientras le seguía el pasó detrás, había estado tan ocupado esté día que por un rato me olvidé de la farsa que estábamos montando con ella.
