🥀Capítulo 46🥀

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Austin:

- ¿Estas seguro de querer ir a casa de los Agreste?, sabes que al señor no le gusta que tengas contacto con ellos despues de, bueno tu sabes - Sonrei al escuchar tras de mi a mi amigo el barman.

Estaba agitado, lo suficiente para no poder contestar de inmediato, me reincorpore del suelo y sacudi mis manos.

- Es domingo, lo que significa que en mi dia libre puedo ir a donde me plazca - Comente secando el sudor de mi frente con una toalla que habia dejado a mi alcance poco antes de hacer lagartijas.

Mientras pasaba el suave paño por mi frente fije mi vista en el rubio, quien se habia cruzado de brazos y tenia una expresion en su rostro de pocos amigos, sabia perfectamente que no estaba disgustado por mi terquedad, solo reflejaba lo que le preocupaba el que yo pusiera un pie en esa mansion.

- Descuida, solamente ire de entrada por salida, no tardare mucho - Explique y coloque tras mi nuca el paño blanco con el que habia retirado el sudor.

Albert nego lentamente no convencido de mis palabras y prosiguo su camino hacia la puerta del bar - Solo asegurate de no volver tarde Austin porfavor - Fue lo unico que contesto y desaparecio enseguida de mi vista

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Albert nego lentamente no convencido de mis palabras y prosiguo su camino hacia la puerta del bar - Solo asegurate de no volver tarde Austin porfavor - Fue lo unico que contesto y desaparecio enseguida de mi vista.

Realmente no me preocupaba tanto como el, a un que era conciente que a Gustav no le gustaba que yo me relacionara de alguna forma con los Agreste despues de lo sucedido entre el y Gabriel, yo no estaba imposibilitado de acercarme a la mansion.

Y menos si solo iria para una simple visita.

Al igual que mi colega me adentre al lugar para ducharme y alistarme antes de partir.

...

Apague el motor del auto en cuanto llegue a mi destino.

Baje sosteniendo una enorme sonrisa en mi rostro y me encamine hacia los grandes barrotes de acero, llame al tiembre y lleve mis manos atras de mi espalda para esperar pacientemente.

De cierto modo me senti extraño, tantas veces habia entrado a esta casa con mi propio juego de llaves y a la hora que yo deseara, y ahora estaba llamando en la entrada esperando que me atendieran como un invitado cualquiera.

- ¿Si diga? - La voz de la señora Amanda sono tras el parlante que se encontraba arriba del timbre.

Aclare mi garganta y en un tono un tanto seductor me acerque hacia el muro para responder - Buen dia bella dama, de casualidad ¿hay algun modo de que de acceso a este humilde pueblerino para entrar en esta bella residencia? - Tras mi ridicula broma escuche a la mujer reir.

Ellas me conocian perfectamente, despues de todo trabaje tanto tiempo con Gabriel que conocian todas mis buenas y malas facetas.

- Solo un hombre tan ocurrente puede estar pidiendo permiso para entrar a su propio hogar - No pude evitar sentir algo de nostalgia tras oirla mencionar aquello.

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